La primera vez que Marina Bujedo viajó a Buenos Aires sintió un miedo que le atravesó los huesos. Tenía 25 años y había sido convencida por su prima para trasladarse en una Kangoo hasta Flores para comprar ropa.
Fue su primera experiencia en el rubro y su primera impresión de una ciudad tan grande. “Yo iba con cuidado, agarrando las bolsas para que no me roben. Midiendo todo el tiempo. Mi prima en cambio era más mandada. Ya tenía 10 años vendiendo ropa y yo recién quería arrancar”, cuenta mirando en retrospectiva.
Hacía poco tiempo que sus amigos le habían ofrecido un local a estrenar, sobre calle San Luis. Su marido Gonzalo le propuso poner un local de indumentaria. Y aunque ella era maestra jardinera, la idea la tentó. Pero no terminó por convencerla.
“No es que me encantó aquel primer viaje a Buenos Aires. Cuando volví, pensé decirle a mi marido que el comercio no era lo mío. Pero, cuando llegué, me encontré con que ya había vendido el auto para poner el local”. Ya no había marcha atrás.
Aquel Polo modelo 1.998 había sido el principal capital en la inversión inicial que la familia hizo en el primer local de indumentaria. Marina había buscado rápidamente un nombre en Google, hasta que apareció “Cassiel”, el ángel del sábado. Más tarde se enteraría de que aquella figura también aludía al progreso y a los sueños por cumplir. Esto recién comenzaba.
Una clásica esquina
Al principio todo costó, reconoce Marina. Cuando puso el local, hace 17 años, ya tenía su primer hijo (que en ese momento tenía tres años) y en uno de los viajes a Flores se enteró de que estaba embarazada de la segunda.
“Viajé a Buenos Aires hasta dos semanas antes de parir. Siempre me acompañaba alguien porque eran pesados los bolsos. Y después crié a mis hijos en el local. Acá dormían y hacían la tarea. La realidad es esa. Mis hijos siempre tuvieron la imagen de una mamá que trabajaba siempre. No me quejo. Los pude tener conmigo”, cuenta emocionada, al tiempo que reconoce el apoyo que tuvo por parte de sus padres y sus suegros en la crianza de sus pequeños.
Tres años y medio después de abrir el local, Marina se encontró con una oportunidad que no pudo despreciar. Un amigo de su papá abriría un comercio a estrenar en Alem y Tucumán, una céntrica esquina de Río Segundo que podría compararse con la intersección entre Colón y General Paz, en la ciudad de Córdoba.
“Cuando empezaron a construir el negocio, iba todos los días a preguntar si estaba listo. Su dueño, Juan Rojas, había prometido que me lo iba a alquilar y así cumplió. Esa esquina me encanta. Ya renové cuatro veces el contrato. Y todas las clientas la identifican como la esquina de Cassiel”, agrega.
Cuestión de todos los días
En 17 años, las modas han cambiado. Hoy las tendencias, sobre todo en adolescentes, se sustentan en constantes transiciones que varían (no de un mes a otro) sino de una semana a la siguiente. Lo que un día se usa, el otro ya no más. Y ahí está Marina junto a su equipo para asesorar a chicas y grandes. Madres e hijas.
Marina siempre está atenta a lo que se usa. “Miro las tendencias en redes y viajo siempre a buscar cosas nuevas”, asegura entusiasmada.
“Siempre buscamos fidelizar al cliente con una buena atención. No nos importa tener que bajar 30 pantalones hasta encontrar el que mejor le quede a cada una. Las vamos a asesorar con la verdad porque una clienta que se va con algo lindo es buena publicidad para nosotros también”, comenta. Otra de sus estrategias es estar siempre presente en redes, con imágenes de las nuevas prendas ingresadas y contactos con las clientas vía whatsapp.
Pese a que no ha parado de crecer, esta comerciante asegura que se vienen tiempos complicados. Con las corridas del dólar, se suelen dar aumentos de precios en un solo día. Además, muchos proveedores demoran las entregas. Lo que antes se vendía en un día, quizás ahora cueste más. Pero siempre, asegura, Cassiel avanza a paso firme con su marca personal: una atención dedicada a cada caso, a cada cuerpo, que para este negocio es todo un mundo particular.
Hoy, 17 años después de aquel primer viaje en Kangoo a Flores, Marina ya no tiene miedo de las grandes cuidades. Sabe que cuenta con su familia, sus amistades y todas sus clientas que la siguen adonde quiera que vaya.
Cómo contactarse
Cassiel está ubicado en la esquina de Alem y Tucumán, en Río Segundo.
Además de Marina, Pamela Altamirano, Melina Arias y nuevas integrantes del local brindan atención personalizada de lunes a sábados, de 9 a 13 y de 17 a 21.
Por consultas, comunicarse vía whatsapp al 3572-609387.
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