China. China. ¡Cuánta influencia viene diseminando en todo el mundo! Más aún, cuánta es la que potenciará en los próximos años.
Semejante cantidad de habitantes, dormida hasta hace unos años, con una mejora económica real, y poniéndose a comprar y gastar, se traduce en un mercado interno impresionante.
Suelo expresar que China es hoy lo que Japón y Corea fueron hace un tiempo, pero con un aditivo muy peligroso (para su dominio): no tiene límites –al menos cercanos- para su crecimiento. Sí, tienen inconvenientes con su moneda, con los impuestos, con el gasto y poco ahorro de su población, etc., pero amenazan al mundo con solo estornudar.
Pues bien, no todo es color de rosa para China.
Un estudio reciente de JD Power & Associates indaga respecto a lo que piensan los consumidores del país asiático sobre los autos, a partir de su origen. Sobre casi 5,000 encuestados (que pensaban cambiarlo durante los próximos 12 meses) de 53 ciudades chinas, se analizó el comportamiento de los futuros compradores.
En 2009, un 25% consideraba comprar un vehículo europeo, mientras que en la actualidad, lo hace un 32%. A su vez, aumentó la percepción de seguridad y tecnología de los modelos provenientes del viejo continente, como también la recomendación de familiares y amigos (de vital importancia y peso a la hora de decidir una compra en ese país).
Como contrapartida, la consideración hacia modelos japoneses y chinos bajó, y en el caso de estos últimos, por la baja seguridad y calidad de sus productos.
También se concluye que 7 de cada 10 compradores visitaron la página web del fabricante para interiorizarse respecto al modelo en cuestión, y lo “amigable” y claro del sitio también tuvo un papel importante en la compra.
Yendo a lo puntual, concretamente qué modelos comprarían los chinos, aparecen, Chery QQ3, Volkswagen Polo, Chevrolet Cruze, Honda Accord, Audi A4L (Un A4 alemán alargado 6 cm) y el VW Tiguan.
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