Shinoda Bolen escribió de 13 libros que fueron traducidos a varios idiomas. Entre ellos se encuentran: “Las Diosas de cada mujer, una nueva psicología femenina”, “El millonésimo círculo” y “Artemisa, el espíritu indómito de la mujer”. Desarrolló los arquetipos de las diosas griegas en relación a las características de la psicología femenina.
¿Qué la motivó a trabajar por el liderazgo femenino?
En parte tiene que ver el incipiente movimiento feminista en los años sesenta, mi conciencia se elevó acerca de la igualdad de los géneros y de la igualdad de oportunidades.
Del camino recorrido desde ese momento a la actualidad, ¿cree que hemos hecho cambios importantes o esos cambios están por llegar para la equidad de géneros?
Ambas cosas. Hemos tenido cambios importantes, pero la igualdad todavía no sucede, tenemos cosas importantes por hacer. Ahora las mujeres están protestando de nuevo y lo están haciendo por algo que es muy básico, que es detener la violencia contra las mujeres. Mientras las mujeres sean víctimas de violencia física o psicológica ellas no pueden decir su verdad, eso es el patriarcado y es tan malo para los hombres como para las mujeres, porque el patriarcado hace bullying con los chicos, así como a las chicas las hace sentir inferiores.
El derecho de desarrollar las propias habilidades es tanto para los hombres como para las mujeres.
Cuando las mujeres no tienen que vivir de acuerdo a un estereotipo pueden desarrollar sus propias habilidades y pueden vivir de acuerdo a lo que ellas quieren. Dentro de nosotras mismas tenemos las fortalezas y debilidades y están contenidas en lo que llamamos arquetipos.
Hay muchos libros escritos, tanto por hombres como por mujeres, acerca de cómo conocer estos arquetipos y empezar a desarrollarlos.
¿Cómo nos ve a las mujeres argentinas?
Las mujeres argentinas se están encontrando, están reclamando, siendo educadas y teniendo sus propias actividades, se casan mucho más tarde, tienen hijos más tarde y también saben decidir si quieren o no tener hijos; esto está pasando en Estados Unidos y está pasando exactamente lo mismo en Argentina.
Toda mujer que quiere convertirse en lo que quiere ser necesita tener un círculo de mujeres en el cual sostenerse. Así surgió el movimiento de las mujeres, unas hablando con las otras.
No solamente el hecho que las mujeres se sostengan para ser lo que puedan ser, sino el tener un grupo en donde todas puedan sentir compasión por lo que estás pasando y que toda la vida debe ser sostenida en un círculo.
Las mujeres son modelos de roles unas con otras, y si una puede, pueden todas. Si ves que algunas mujeres están haciendo algo que no es habitual que hagan, pero lo hacen igual, eso te da deseos de hacerlo porque ves que también lo podés hacer.
Usualmente aprendés de las mujeres de tu misma generación que si otras mujeres pueden hacer algo, vos también lo podés hacer y ese es el poder del círculo.
Cuando se alcance una masa crítica de integrantes del círculo, el patriarcado va a terminar.
¿A qué se refiere con la masa crítica?
A esto hago referencia en mi libro “El Millonésimo círculo”, lo aprendí siendo una activista antinuclear. Los activistas antinucleares creen en una historia que se llama el centésimo mono, basado en una teoría biológica que una especie puede cambiar cuando una determinada cantidad de miembros de esa especie hace un cambio en sus hábitos, eso es lo que conocemos como masa crítica; y otros miembros de la especie, que no están en contacto, pueden aprender a hacer algo nuevo.
El punto de quiebre para lograr esa masa crítica es el millonésimo círculo y eso tiene que ver con los círculos que se van acrecentando y cuando lleguemos al millonésimo círculo ahí va a cambiar el mundo.
¿Cómo podemos sumar a los hombres para que sean parte de este movimiento de igualdad?
En Estados Unidos hay círculos de hombres que quieren aprender esta igualdad entre hombres y mujeres.
Los círculos pueden ser masculinos, femeninos y mixtos. A las mujeres en los círculos nos resultan mucho más fácil hablar de nuestras emociones y nuestros sentimientos, es más natural que en los hombres. Entonces en los círculos mixtos los hombres se sienten más cómodos y más abiertos para hablar de sí mismos.
¿Qué mensaje le gustaría dejarnos?
Que estén claras acerca de los que les pasa, encontrar gente que te sostenga y apoye, estar contentas de estar vivas en este momento donde el cambio es posible.
Yo firmo mis newsletters con las palabras: esperanza, amor, perseverancia y gratitud para que puedas vivir una vida que sea importante para vos y no para llenar las expectativas de otras personas.
Tenés que tener confianza en vos misma y confianza en que el universo te sostiene.
Formé parte de la marcha de mujeres realizada en Washington, fue increíble. Fui porque sentí el llamado interior para estar ahí, no fui con el ánimo de liderar a nadie, sino con el de estar presente y ver que estaban haciendo las mujeres.
Todas las personas que fueron lo hicieron de la misma manera, para ser parte de eso, fue la marcha más grande del mundo que jamás se hizo.
Había mujeres, niños, y hombres de distintas generaciones y había optimismo de que las cosas van a cambiar.
Esto que empezó en Estados Unidos se está haciendo en todo el mundo y yo estoy abogando para que Naciones Unidas realice la quinta Conferencia Mundial de Mujeres.
La última se realizó en el año 1995 en Beijing, no había internet. Ahora con internet las mujeres pueden formar parte de círculos virtuales con mujeres del todo el mundo y cada una puede aprender de la otra acerca de lo que están haciendo y poder hacer grandes cambios.
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