De a poco el mundo busca volver a la normalidad, dependiendo íntegramente de los casos por lugar y qué tan rápido van las campañas de vacunación alrededor del globo. Pero claro, las clases deben volver y no pueden ir al mismo ritmo que la pandemia, por lo que diversos directivos de colegios y universidades ya comenzaron a averiguar cómo mejorar sus instalaciones para que la vuelta a clases no sea vía crucis.
¿Una solución? Las ya conocidas cámaras térmicas, un producto sencillo, pero extremadamente útil en estos casos, ya que permite monitorear grandes superficies en tiempo real, por lo que no suena descabellado que comencemos a verlas instaladas en los pasillos de alguna escuela.
Los beneficios son muchos, ya que esta tecnología permite monitorear con precisión la temperatura manteniendo un ingreso de 1.000 personas en 10 minutos. También cuentan con reconocimiento facial, lo que permite detectar si los alumnos tienen colocado el tapabocas.
“Las cámaras térmicas tienen un alto grado de precisión, su margen de error es de +/- 0.5 grados, y se monitorea a distancia, pudiendo medir en un rango de 0.3 hasta 1.5 metros en medio segundo”, señala Juan Pablo Coletti, director de Latam International Strategy Partners en Dahua Technology.
Además, si bien es un feature desconocido, las cámaras térmicas también permiten el control de patentes, es decir, identificar autos pertenecientes a familias que hayan registrado casos positivos de COVID para evitar la circulación dentro de la institución si es que no pasó el tiempo de cuarentena obligatoria dispuesta para estos casos. “Esto permite identificar ágilmente los vehículos en lista blanca para abrir la barrera de forma automática mientras impide el paso si hubiera alguna restricción de acceso. Todas estas ejecuciones son posibles gracias a la instalación de los distintos sistemas que aceleran las funciones de monitoreo y control, que además cuentan con algoritmos inteligentes que operan en tiempo real”, comenta Coletti.
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