Desde Estados Unidos, más precisamente desde el Ministerio de Justicia a través de su portavoz Josh Earnest, indican que no están pidiendo a Apple rediseñar sus productos o crear una puerta trasera sino una solución para ese aparato en concreto, propiedad del terrorista abatido.
Según el FBI, Apple debería proveer asistencia técnica razonable para acceder al dispositivo móvil, lo que supone hackearlo para desactivar el sistema de seguridad que elimina los datos del teléfono si no se introduce el código correcto tras varios intentos.
Earnst dijo que comprende el debate por proteger la vida privada de las personas pero que aquí está en juego la seguridad nacional de Estados Unidos.
Ante el requerimiento Apple se negó a entregar los datos o herramientas que permitan acceder al dispositivo en pos de favorecer la privacidad y seguridad de la información de los usuarios.
Sudar Pichai, consejero de Google, al poco tiempo de conocida la postura de la marca de la manzanita, salió a defenderla en su perfil de Twitter: "forzar a las compañias a piratear podría comprometer la privacidad los usuarios" dijo. Tras lo cual volvió a referirse al tema y dijo que construyen productos seguros para proteger la información y brindan a las fuerzas de seguridad accesos a los datos en base a órdenes legales, pero que eso es muy diferente a exigir a las empresas que permitan el pirateo de sus aparatos.
Luego de Google apareció Whatsapp, propiedad de Facebook, y la empresa se pronunció a través de su CEO Jan Koum. El mismo señaló que no puede estar más de acuerdo con la postura de Apple, que las empresas no pueden permitir antecedentes peligrosos porque se pondría en juego la libertad de los usuarios.
Uno para todos y todos para uno parecen decir los gigantes tecnológicos a la hora de preservar la seguridad y privacidad de los datos de sus usuarios.
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