Cuando consultamos una página de Internet la información llega de muchos lugares. La famosa red de redes se compone de nodos conectados entre sí, ya sea mediante cable o directamente por ondas electromagnéticas. Los usuarios no lo vemos, pero para acceder a una página web se utilizan conexiones locales, nacionales e internacionales. Para ello, no solo intervienen computadoras, además participan varios actores como el proveedor de servicios de Internet, las redes de distribución de contenidos (CDN) y el generador de contenido. La propia red en sí misma no es la conexión y todas estas variables inciden en el negocio.
La información se guarda en servidores y desde allí pasan absolutamente todos los datos que nosotros y las empresas envían y reciben desde Internet. Todo esto en menos de dos segundos. De hecho, aproximadamente el 50% de los compradores online afirman que abandonarían una página si tardase un poco más.
Con la pandemia, el uso de Internet ha cambiado. La demanda aumentó por diversos factores como el trabajo remoto, las clases virtuales y el e-commerce, combinados con el streaming de películas, series, juegos y otros contenidos de entretenimiento. En consecuencia, todos hemos lidiado por lo menos una vez con la disminución de la velocidad de carga de los sitios web, el congelamiento de una serie o el entrecortamiento de la voz en una llamada.
Cuando un usuario desea acceder a un sitio web y solicita determinado contenido, la CDN entra en acción. Content Delivery Network, cuya traducción es Red de Distribución de Contenidos, es una red de servidores conectada entre sí, que mejora el flujo del tráfico web. Es decir, la CDN tiene una red de servidores ubicados en diferentes partes del mundo, y cuando un usuario solicita información, localizará el más cercano geográficamente al usuario para mostrar los datos requeridos, previamente almacenados en su memoria caché.
Por lo tanto, la velocidad de un sitio web está directamente relacionada con la optimización del tráfico y con la calidad y la ubicación física del servidor que provee los datos del sitio. Cuanto más lejos está el servidor, más comprometida se ve esta condición y el rendimiento de la web. Es por ello, que estos sistemas son ideales para quienes tengan sitios con alto flujo de tráfico internacional, para aquellos con archivos multimedia pesados, como fotos y videos que tengan mucha información que cargar, al igual que para aplicaciones o una página de cine en streaming.
No obstante, estas cuestiones técnicas tienen un impacto directo en el negocio. Un sitio web que no tiene afectada su velocidad de carga, mejora la experiencia de los usuarios finales aumentando el tiempo de permanencia en la página. Los sitios rápidos aumentan la satisfacción del usuario y además mejoran la calidad general de la web, pero si el contenido de Internet se demora en abrir, simplemente el usuario cerrará la página y no habrá interacción. El hecho de acercar el contenido a los usuarios por medio de las CDN soluciona problemas importantes como:
- La latencia, que mejora enormemente, pues ésta depende de la distancia, y al tener el contenido cerca, en el mismo continente o incluso país, hará que las consultas pasen de más de 150 ms a 50 ms e incluso hasta 2 ms.
- El menor uso de redes, puertos e interconexiones genera un costo menor.
- Se disminuye la probabilidad de que el contenido no esté disponible por eventos o fallas.
- Reduce la congestión de la red global.
Las herramientas digitales van mejorando con el tiempo y es importante mantenerse actualizado para aprovecharlas al máximo. La CDN encuentra el servidor físico más cercano y muestra los datos solicitados con un desempeño mucho mayor. Incluso, reduce la congestión de la red global. En 2020, cuando se evidenció un aumento nunca visto en el uso de Internet por la situación mundial de confinamiento, las CDN fueron una parte fundamental para que el ecosistema de Internet no colapsara y todos siguiéramos conectados y disfrutando de sus contenidos.
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