Resulta que el Banco de Japón por primera vez en su historia ha decidido colocar su tasa de interés de referencia entre entidades en negativo, con lo cual significa que los bancos japoneses deberán pagarle al Banco de Japón para depositar su dinero.
Mientras el gobierno argentino eleva los tipos de interés a casi el 30%, buscando reducir la fuerte presión inflacionaria de los últimos años, del otro lado del mundo la situación es justamente la contraria.
Desde hace muchos años Japón viene luchando contra la deflación, es decir con la baja generalizada en los precios de los bienes y servicio y la contracción de su economía. Sin embargo, aun cuando hace ya mucho tiempo que ha colocado su tasa de interés en niveles de cero para promover el consumo y hacer crecer su economía, los resultados buscados no han sido los logrados.
Si a esta situación, le sumamos una baja generalizada en el precio de las mercancías en el mundo a lo largo de los últimos tres a cuatro años, entonces por más incentivo que haya, se ha tornado difícil promover el consumo para estas economías.
Lo interesante aquí es que Japón no es la única economía que sufre esta situación, sino que tanto Europa como Estados Unidos en los últimos años han venido reduciendo su tasa de interés buscando el mismo objetivo, pero no en todos los casos se lograron los resultados esperados y muchas de estas economías del mundo permanecen resentidas y con bajos niveles de crecimiento.
Ante esta situación, nos surge la siguiente duda, ¿será esta decisión de Japón en tener tasas negativas una simple anécdota para el mundo o bien será una tendencia que se asoma y que ante la situación actual, muchas economías buscarán repetir?
Veremos… ¡por lo pronto se queman todos los libros!
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