El precio de la energía vuelve al centro de la escena. Con una caída interanual del 80% en el Precio Spot de Cuenca (que es el precio del gas natural o commodity en el mercado mayorista del día), y récords históricos de producción, el gas argentino promete convertirse en un activo estratégico. Pero, ¿cuál es realmente el valor de la energía en el país y qué tan cierto es que habrá gas “muy barato”?
Para Juan Bosch, presidente de Saesa, la respuesta está en entender cómo se forma el costo energético: “La energía tiene tres grandes bloques: generación, transporte y distribución. El precio de generación (el que publica Cammesa) promedia unos 70 dólares por megavatio/hora en los últimos 20 años. Pero el usuario final paga más porque se suman los costos de transporte, distribución y una fuerte carga impositiva”.
En el caso del gas natural, la situación es aún más dinámica. “Hoy Argentina tiene precios de gas entre 2 y 3,5 dólares por millón de BTU (unidad de medida de energía contenida en el gas), dependiendo de la estacionalidad. Pero en las últimas semanas el precio spot llegó a 0,03 dólares por millón de BTU, algo inédito, producto de una sobreoferta local y condiciones climáticas benignas”, explica Bosch.
Juan Bosch, CEO de Saesa.
Gas abundante y energía más competitiva
Argentina alcanzó y superó los récords de producción de los años ’90, desplazando las importaciones de gas boliviano y GNL. “Por primera vez en décadas el país no solo abastece toda su demanda interna, sino que vuelve a exportar gas a Chile y Brasil, con proyectos en marcha para industrializar y vender GNL al mundo”, expresa Bosch.
Esta abundancia se apoya principalmente en Vaca Muerta, que ya asegura gas competitivo para más del 60% del país. Pero Bosch prefiere hablar de “energía competitiva” antes que “energía barata”: “Barato suena a que alguien pierde plata. Competitivo significa que el mercado funciona, que hay eficiencia y reglas claras. Si queremos energía que impulse el desarrollo, necesitamos disciplina y estabilidad de largo plazo.”
La reversión del Gasoducto Norte y el impacto regional
Esta obra es clave para equilibrar el mapa energético: “Durante años Córdoba, Tucumán y el norte dependieron del gas boliviano, que ya prácticamente no existe. Ahora, el flujo se revierte: el gas de Neuquén sube al norte, lo que garantizará abastecimiento y precios más bajos en esas regiones”, anticipa Bosch.
Actualmente, por una regulación heredada, Córdoba sigue pagando un precio más alto basado en contratos antiguos que asumen que el 75% del gas viene del norte, aunque ya proviene de Neuquén. “Eso va a corregirse en los próximos meses”, asegura.
¿Y los hogares? Aunque las boletas puedan parecer más altas, Bosch sostiene que el costo real de la energía para los hogares está bajando: “Antes la energía subsidiada se pagaba igual, pero en impuestos e inflación. Hoy el costo es más transparente y competitivo. Los usuarios libres (grandes industrias y comercios) ya pueden elegir a quién comprarle, y eso genera competencia real.”
Para el presidente de Saesa, el país atraviesa una oportunidad histórica. “Tenemos gas, petróleo y capacidad técnica. El desafío es no repetir errores del pasado: respetar las reglas, planificar a mediano plazo y no creer que por tener recursos naturales ya está todo hecho. Si lo hacemos bien, Argentina puede estar entre los grandes jugadores de la energía mundial”, subraya.
Mirando hacia adelante, Bosch proyecta un 2026 con mayor libertad de mercado, más inversión y crecimiento: “Los usuarios que antes eran cautivos ahora pueden elegir y negociar. El año que viene va a ser un año de aprendizaje y expansión. Y si seguimos este camino, el gas argentino no solo será competitivo: será una ventaja estructural para toda la economía”.
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