Para apoyar su lectura, José Luis Acevedo remarca que en marzo, mientras el IPC (todos los precios) subían a 3,7%, el ICC (construcción) creció 0,9%. Este lunes se conoció el dato de abril del ICC: 0,5% de incremento de precios, pero con caída en el costo de la mano de obra de casi -2% (el IPC había dado 2,8%).
“Algunos indicadores internos de alta frecuencia nos muestran que el costo -medido en pesos- podría bajar en junio”, agrega.
En la construcción pesa mucho hierro, cemento, aluminio, pero hay cientos de ítems que suman al costo final, incluyendo las ineficiencias en su administración.
Acevedo analiza que ahora el componente “mano de obra” está tomando más participación: del 30% que era años atrás, va camino a consolidarse en torno al 40% del costo, con el 60% restante imputable a materiales.
Vuelven bolivianos y paraguayos
En el capítulo “mano de obra”, Acevedo nota que está volviendo la migración vía Bolivia y Paraguay, lo que puede ayudar a mejorar el componente de costos en ese rubo. La lógica es clara: un trabajador aplicado que pueda ahorrar US$ 500 (unos $ 600.000 al mes en Argentina), le da una “gran mano” a su familia en países vecinos.
Hay operaciones bajo del costo
“Puede que hoy vos compres departamentos en una desarrollista que estén cercano al costo, algunos puntitos porcentuales por encima del costo que el desarrollista tiene (ganancia) y en muchos casos incluso algunos puntos porcentuales debajo del costo, situación que en mis 21 años de trabajo es la primera vez que lo veo” analiza Acevedo.
La lógica de este fenómeno se alimenta por la propiedad del stock actual: según los números de Acevedo, 93% de la oferta de inmuebles está en mano de particulares que no calculan el costo de reposición de lo que venden, sino que miran por el espejo retrovisor: lo compré a 100, lo vendo a 120, buen negocio.
En cambio, los desarrollistas (hoy aportan solo el 7% del total disponible en plaza) fijan sus precios no solo por lo ya gastado en una obra, si no por lo que les costará volver a hacer un producto similar, su costo de reposición.
Qué opina del Marquez Gate
“Marquez no era una empresa desarrollista: era una empresa de servicios que vendía construcción que es una industria con alto componente logístico -analiza Acevedo-; si vos me pedís que yo te haga una casa en un barrio, otra en otro, otra en otra provincia no lo hago, porque es complejo resolver la logística de esas obras”.
“Imaginate lo que es gestionar 30.000 planes en distintos puntos del país y -además- vendidos a 30% por debajo del costo”, resume y concluye el titular de Canter.
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