Pero la historia de Raulito empieza mucho antes que su pote rojo y azul inundara las góndolas. Empieza con un niño real: Raulito Ballari, hijo de Egidio Ballari, fundador de la empresa junto a su concuñado Alfredo Berardi.
Raulito nació en 1952, fue el mayor de cuatro hermanos y el único varón. Falleció a temprana edad a causa de ELA, pero su nombre quedó para siempre ligado al espíritu de esfuerzo y familia que moldeó a la empresa. “Desde muy pequeño vivió rodeado de ese aroma a fruta cocinada que inundaba la casa cuando su padre elaboraba mermeladas”, cuenta Cristian Ulloque, socio y director ejecutivo actual.
En los veranos cordobeses, las mermeladas se cocinaban de noche para esquivar el calor. Y al amanecer, Egidio salía a repartirlas en un triciclo metálico con cajas de madera cargadas de frascos recién hechos. A veces, Raulito iba con él.
Esa postal, el padre pedaleando, el hijo observando, la ciudad despertando, quedó grabada en la memoria colectiva y en la identidad de una marca que este 2026 cumple 70 años de historia.
“Ignoramos los libros de marketing (y por suerte)”
En plena era del marketing agresivo y los rediseños de envases, Raulito hizo lo opuesto. “En los años 90 se repetía que el que no cambia, no trasciende. Nosotros hicimos todo lo contrario. No bajamos la calidad, no achicamos los envases, no cambiamos el logo ni abaratamos ingredientes. Y el consumidor lo notó”, dice Ulloque.
Así, mientras muchos competidores ajustaban calidad para competir en precios, Raulito se mantuvo fiel a sí mismo. Hoy el pote conserva los tradicionales colores rojo y azul y genera, incluso, debates entre quienes defienden que siga “igual que siempre”. “Raulito no cambió. En un mundo que cambia todo el tiempo, eso valió (y sigue valiendo) muchísimo la pena”, resume Ulloque.
Hecho como antes (pero con ritmo de hoy)
En un mercado saturado de ultraprocesados, la empresa sostiene el método artesanal como bandera. Cada fruta pasa por manos humanas antes de ser cocinada; no se usan colorantes, saborizantes ni endulzantes artificiales. “Queremos que cuando alguien abra un pote de Raulito, sienta el mismo sabor, la misma textura y el mismo aroma que hace 40, 50 o 60 años. Eso, para nosotros, es honrar al consumidor y a nuestra historia”, explica Ulloque.
Las frutas llegan desde Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca y Córdoba. En su mayoría son deshidratadas, rehidratadas y luego cocidas, lo que permite mantener una producción constante durante todo el año: alrededor de 10.000 potes diarios.
Catálogo completo (de la mermelada al tomatado)
Raulito no solo es sinónimo de dulces. Hoy su línea de mermeladas y dulces incluye nueve sabores (durazno, higo, zapallo, naranja, ciruela, damasco, membrillo, pera y manzana), disponibles en potes de 500 y 750 g y bidones de 5 kg para uso gastronómico.
A eso se suman:
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Línea Premium: frascos de vidrio de 820 g y latas de 3 kg; además de zapallos e higos en almíbar premium.
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Línea de dulce de leche: potes de 400 g.
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Línea Roja (Tomatados): puré de tomate en Tetra Brik de 520 g y tomate triturado en botella de 950 g.
Competencia, crisis y constancia
Raulito atravesó dictaduras, crisis, hiperinflaciones, devaluaciones y cambios de moneda. “Ya es difícil llevar la cuenta de las innumerables situaciones atravesadas. Pero poder haber trascendido tantos contextos distintos es un logro enorme”, reflexiona Ulloque.
El secreto, dice, fue una mezcla de prudencia, coherencia y honestidad con el consumidor. Esa fidelidad se tradujo en confianza, y la confianza, en permanencia. “Raulito nunca bajó la calidad ante ninguna circunstancia. Puede que nuestros precios estén algo por encima, pero la diferencia está en el contenido. El consumidor lo sabe, y eso marca la diferencia”.
El supermercadismo y una nueva generación de empresarios
Desde hace décadas, los productos Raulito están presentes en las principales cadenas del país. “Siempre trabajamos con muy buena relación con el supermercadismo. Es un sector que valoro mucho porque sé el esfuerzo que implica sostener estructuras tan complejas”, apunta Ulloque.
Hoy, observa, el sector atraviesa un proceso de reconfiguración profunda: nuevos formatos, eficiencia, tecnología y experiencias de compra distintas. “Nuestro objetivo es acompañar y ser parte de esa transformación”, agrega.
Cristian Ulloque, socio y director ejecutivo actual
También destaca la aparición de una nueva generación de empresarios más conectados: “Antes los empresarios eran más reservados; hoy entendemos que compartir experiencias no nos debilita, nos fortalece. Las instituciones cumplen un rol clave. En Córdoba, ese espíritu asociativo se nota muchísimo y explica gran parte del empuje de la provincia”.
Ulloque participa activamente en la Unión Industrial de Córdoba, CJP Córdoba Joven Productiva, ADEC y ADIAC, convencido de que “los empresarios nos necesitamos unos a otros”.
Camino a los 70 años (y más allá)
El 2026 será un año especial para Raulito. Pero para la empresa, el aniversario no es un punto de llegada, sino una parada en el camino. “Si pudiéramos elegir una forma de expresar lo que sentimos, sería poder dar un abrazo a nuestros consumidores. Agradecerles sinceramente. Nos emociona cada vez que vemos uno de nuestros potes en una mesa. Nos sentimos parte de una gran familia”, dice Ulloque.
Y mientras la empresa mira hacia el futuro con proyectos de exportación en marcha y participación en ferias internacionales, su mayor desafío sigue siendo el mismo que inspiró a Egidio, Alfredo y a aquel niño en triciclo: mantener viva la esencia del trabajo bien hecho, con aroma a fruta cocinada y sabor a historia argentina.
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