Fritz Mandl era un personaje que hoy sigue siendo muy nombrado en La Cumbre. La espectacular casona de la década del 30 que hoy es una “casa de huéspedes”, según su administrador Guillermo Toribio (al que no le gusta llamarlo hotel), fue el sitio predilecto del austríaco en nuestro país.
Los interiores del castillo llevan la impronta del minimalista parisino Jean-Michel Frank y el mobiliario de la prestigiosa Casa Comte. Su ubicación elevada le otorga una vista única de la ciudad, con cuidados jardines y una importante piscina, que junto a 13 elegantes suites en sus 2.000 m2 cubiertos componen la imponente propiedad.
Ideal para realizar actividades como cabalgatas, bicicleta y golf (se encuentra a tan solo 5 minutos del Golf Club de La Cumbre) o simplemente disfrutar de su amplio estar con grandes ventanales y excepcional mobiliario, el Castillo de Mandl invita a vivir una experiencia distinta en uno de los enclaves más lindos de las sierras.
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