Sentate en el sillón de Llaryora y tomá esta decisión: ¿firmás o no firmás la demolición del Orfeo Superdomo?

Tati Bugliotti es así: diciendo y haciendo. O -en este caso- diciendo (que iba a demoler el Orfeo) y pidiendo (la autorización respectiva). Es su terreno, es su propiedad, debería poder hacerlo. Pero es el único estadio "clase mundial" del interior del país. ¿Qué debería hacer Martín Llaryora?
 

Habrá que revisar papeles y los beneficios impositivos que tuvo el Orfeo en su momento de construcción (2003), pero más allá de tecnicismos, en el fondo es una decisión política: ¿debe la ciudad autorizar la demolición y dejar a la segunda ciudad del país sin el único domo de relevancia para shows artísticos y deportivos? ¿Debería expropiar el predio y... administrarlo o concesionarlo?
 


 

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