Sportcom y su equipo ya habían tenido una primera experiencia con licencias Fifa con Brasil 2014 y ahora llegan más “afilados” y sumando un país nada menor: Brasil. Además, pueden trabajar sus productos en Argentina y Estados Unidos (donde operan de manera directa) y -a través de sus distribuidoras- también en Uruguay, Paraguay, Bolivia, Surinam, Guyana, Venezuela y Ecuador.
En la presentación del negocio a sus clientes (Sportcom vende a unos 800 clientes, entre grandes cadenas de deportes y pequeños comercios especializados), Abdala adelantó que trabajan un plan de pedidos de 400.000 unidades.
La operación es muy compleja: deben coordinar embarques con las 4 fábricas proveedoras de China, a distintos puertos de la región para abastecer todos los mercados.
Además, por los tiempos de producción (y la locura por pelotas que genera un Mundial), los tiempos para encargar la producción cierran no más allá de enero: lo que no se prevendió, encargó y compró hasta esa fecha, no llega a tiempo. A la inversa, un mal cálculo en los pedidos puede traer “clavos” de productos que pierden atractivo cuando pasa la Copa del Mundo.
¿Encargan muchas de Brasil por si llega a instancias finales? ¿Y de Argentina? Todos esos cálculos está cerrando Abdala en un negocio muy interesante: puesta al público (y según su calidad) una pelota de esta camada con licencias puede costar entre US$ 20 y US$ 30 (entre $ 350 y $ 500 a moneda local).
En concreto, las pelotas Fifa World Cup Russia 2018 que desarrolla Sportcom se dividen en cinco líneas de productos: “Russia 2018”, “Cup”, “Classic”, “Countries” y “Zabivaka”, con imágenes simbólicas del certamen y también referencian a los seleccionados de fútbol más emblemáticos.
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