Hace tiempo que los autos eléctricos dejaron de ser cosa de ciencia ficción. Sin embargo, el camino hacia un modelo de transporte de “carbono neutro” sigue atravesado por varios escollos. En ese sentido, uno de los principales desafíos que debe resolver la industria es su cadena de suministros.
Atentos al surgimiento de esta nueva necesidad, Grupo Conectar apunta a establecerse como pionero en la proveeduría e instalación de cargadores eléctricos rápidos. Para ello, acaba de establecer un acuerdo con la multinacional ABB y ya es distribuidor de la marca en Córdoba.
El anuncio acaba de ser oficializado en un evento organizado por Grupo Conectar en su planta. Allí, el ingeniero Roberto Stazzoni -especialista en electromovilidad de ABB Argentina- repasa las principales soluciones que la marca ya tiene disponible en el mercado local.
¿Llegan las “electrolineras”?
“En Argentina, o por lo menos en Buenos Aires, identificamos que lo que está matando al auto eléctrico es el viajecito a Mar del Plata”, precisa Stazzoni. El vocero se refiere a la acotada autonomía que tienen los vehículos eléctricos.
“Los modelos que están disponible en el mercado vienen equipados mayoritariamente con una batería de 40 kw/h, y tienen una autonomía de 250 km. Para un uso urbano es más que suficiente, el problema surge cuando el conductor quiere salir de la ciudad”, agrega.
A esto se suma la lentitud en el proceso de carga: la mayoría de las unidades comercializadas lo hacen a través de energía alterna, a una potencia de 7 kw. Así, en una carga doméstica, las baterías tienen una recuperación de 50 km por hora; es decir, “llenan el tanque” en el transcurso de aproximadamente 6 horas.
Por eso, ABB propone la instalación de unidades de carga rápida. Su línea Terra acerca varias propuestas con diferentes potencias (y precios). La “estrella”, el 54 CJG, ofrece una carga de 50 kw, lo que implica una recuperación de 300 km por hora; es decir, podría completar la carga en menos de 45 minutos.
“Si se distribuyen centros de carga con equipos de este tipo cada 150 kilómetros, los usuarios podrían acceder a cargas de 15 o 20 minutos y completar viajes largos”, detalla Stazzoni.
Un nuevo modelo de negocio
Aunque en los papeles las estaciones de recarga rápida pueden parecer un equivalente que sustituya de forma directa a las estaciones de servicio tradicionales, existen diferencias sustanciales en los modelos de negocio entre una y otra alternativa.
“La gran incógnita que todavía no se logra resolver es cuánto deberían costar estos servicios de recarga”, señala Stazzoni.
Y amplía: “Si un litro de nafta cuesta cerca de $ 120, el consumidor necesita invertir más o menos $ 800 para recorrer 100 km. Pero en el cuadro tarifario eléctrico actual, una hora de carga equivale solo a $ 8”. Al mismo tiempo, señala que el costo del Terra 54 CJG -en infraestructura más instalación- está en torno a los US$ 50.000, por lo que el retorno de la inversión sería virtualmente imposible si solo se cobrara la energía.
“Por eso es que no hay que preguntarse cuánto vale la electricidad, sino cuál debe ser el precio del servicio de recarga, lo que se llama el ‘repostaje’” indica Stazzoni. Y suma: “Una alternativa que está creciendo en el mundo es el ‘parking & charging’, que combina el servicio de estacionamiento con la recarga de baterías”.
El ingeniero concluye que, en el horizonte inmediato, todo parece indicar que para que la electromovilidad se consolide, será necesario ir hacia un cambio de paradigma. En este nuevo escenario, el usuario recargaría su automóvil de manera diaria en su casa -a un costo mucho más bajo-, y acudiría a electrolineras solo en viajes largos.
Resta ver si el “sueño” de un país sin autos a combustión tradicional para 2041 -propuesto por el proyecto de Ley de Movilidad Sustentable- podrá concretarse para la fecha prevista.
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