Tiene sentido: cómo es el plan para transformar a Córdoba en el Silicon Valley de las AgriFoodTech (Pampa Start pone segunda)

(Por Íñigo Biain) ¿Están un poco “locos”? Quizás. ¿Tiene sentido lo que plantea Pampa Start al impulsar fondos de inversión para empresas de tecnología agrícola, ganadera y alimentaria? Definitivamente sí.

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Nícora, Cola, Ron e Ibañez, los cuatro general partners de Pampa Start.

Argentina tiene un sector agropecuario de los más competitivos del mundo. No es solo que nuestro suelo sea fértil, sino que la innovación ha sido (y es) parte del ADN de los productores locales (aunque algunos despistados crean que hacer soja es cosechar “yuyitos”).

Sobre esa base racional, Luciano Nícora, Rafa Ibañez, Federico Cola y Manuel Ron están construyendo un sueño: que Córdoba sea una suerte de Silicon Valley de la categoría AgriFoodTech, empresas que potencien la producción cuidando el medio ambiente.

Según Nícora (también socio fundador de Endeavor Argentina), en el mapa mundial hoy ya hay 4 polos de desarrollo tecnológico vinculado a los alimentos y su producción: Nueva Zelanda, Israel, Países Bajos y Estados Unidos, todos con importantes ecosistemas en la materia.

El próximo hub que se está gestando puede consolidarse en Brasil o en Argentina, analizan los fundadores de Pampa Start y su sueño es que Córdoba gane -a fuerza de talento y capital de riesgo- esa carrera.

“Argentina tiene una ventaja -explican-: los emprendedores están muy cerca del campo para testear la innovación que solucione problemas y potencie rindes y rentabilidad”.

Pampa Start es un “venture capital” (una empresa que toma capital de riesgo y lo invierte en emprendimientos en marcha y con potencial) que está lanzando su segundo fondo con el que piensa conseguir unos US$ 5 millones para empresas con foco en AgriFoodTech.

En la captación de fondos, Pampa Start busca productores agropecuarios consolidados y empresarios en general que entiendan que están asumiendo un riesgo importante, con la ilusión -no solo de ayudar al ecosistema- sino también de obtener una rentabilidad muy multiplicada si el emprendimiento invertido “escala”.

“Nunca la apuesta a un venture capital debe ser mayor al 10 o 15% del capital que una persona tiene para invertir”, aclara de entrada Nícora

Manuel Ron (“emprendedor serial” y el motor detrás de Bio4) explica que con los inversores buscan un ticket entre US$ 50.000 y US$ 100.000 y hacia los emprendimientos piensan en aportes entre US$ 70.000 y US$ 100.000.

De hecho, Pampa Start está terminando de colocar su primer fondo por unos US$ 1,7 millones donde convergieron 32 inversores y con 6 startups ya invertidas (hay 2 o 3 más en proceso de inversión).

Los 4 “GP” (general partners) de este venture capital reunieron a potenciales inversores para explicar su forma de trabajo y presentar al equipo que -además de Nícora, Ibañez, Cola y Ron- incluye a Juan Ninfea como director ejecutivos y un staff que completan Teresa Cañete y Gerardo Roccia.

Pampa Start opera bajo el formato 2/20 que implica que de lo recaudado se quedan con un 2% para la administración del fondo (remuneraciones del staff, básicamente) y un 20% de la ganancia de la inversión si la empresa llega a desarrollarse según lo previsto y empieza a pasar a otras rondas de inversión.

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