Con las elecciones municipales en Río Cuarto a la vuelta de la esquina, los candidatos a intendente aceptaron formar parte del debate que pondría sus proyectos en la consideración del electorado. Lo que parecía una buena oportunidad para dar un mayor vuelo a los comicios venideros, terminó convirtiéndose en un refrito de mensajes y un “todos contra uno” que estuvo lejos de generar emociones. Falto de chispa, carente de novedades y, sin embargo, una pintura fiel de cómo se encuentra la carrera en su recta final.
Tal como lo dicen las encuestas, son dos los candidatos que se disputan el sillón de Mojica. Esto se hizo más notorio durante la realización del debate, cuando Juan Manuel Llamosas y Gabriel Abrile se convirtieron en el blanco principal de los contendientes que apuntan a ocupar al menos una banca dentro del nuevo legislativo. La institución que convocó el encuentro fue la Universidad Nacional de Río Cuarto, a cargo de las últimas ediciones.
Más allá de las propuestas e ideales difundidos en la jornada, el debate sirvió para comprender el juego de cada candidato. En ese sentido, destacaron las fuertes críticas dirigidas principalmente hacia la cabeza del Estado municipal, Juan Manuel Llamosas. Cada propuesta venía acompañada de un azote hacia la gestión actual, y no era algo que llegaba exclusivamente de Gabriel Abrile, sino de todos los candidatos que representan a la oposición.
Guadalupe Fantín, del Frente de Izquierda, fue la primera en llamar la atención del jefe municipal. La candidata se refirió a las cuestiones de salud, responsabilizando al oficialismo de las problemáticas que desnudó la pandemia. También lo hicieron Marcelo Ljubich (UCeDe) y Mario Lamberghini (Partido Libertario), en referencia a las cuentas municipales y la incidencia de la deuda tomada por el municipio. “La Municipalidad está fundida”, lanzó Lamberghini.
A estas voces se sumó la de Eduardo Scoppa, quien volvió a referirse a la economía del Estado municipal. “No hay un peso para invertir en la infraestructura de Río Cuarto”, dijo el candidato del frente Riocuartenses por la Ciudad. A las críticas se sumaron también Lucía de Carlos (Respeto) y Pablo Carrizo (Frente País), quienes completaron la sucesión de embates contra la figura del candidato a la reelección.
Llamosas no devolvió ni un solo golpe, sosteniendo la estrategia planificada por sus asesores. “Una cosa es participar y ser democráticos, otra distinta es arriesgarse a iniciar una pelea que nos puede dejar heridos”, confesó uno de los asesores del equipo llamosista, explicando las razones detrás de la quietud ante el flagelo de las críticas.
Lejos de contraatacar, el intendente convirtió el debate en un compendio de sus cuatro años de gestión. Tal como lo hizo a lo largo de la campaña, aprovechó cada minuto de su tiempo para repasar las obras que marcaron su gestión de cuatro años y para introducir algunos elementos que definen el proyecto de “renovación” que buscará poner en marcha. En eso, volvió a darle trascendencia al rol del sector empresario que se acopló a su equipo de gestión, entre los que destacó al empresario Germán Di Bella. En ningún momento se fue de plan y dejó a sus críticos haciendo sombra.
Hasta se tomó el atrevimiento de nombrar a los ex intendentes Juan Jure y Benigno Antonio Rins -representantes del espacio que hoy lidera Gabriel Abrile- y les agradeció por su apoyo en tiempos donde “era necesaria la unidad”. Con un gesto magnánimo, Llamosas terminó arrojándole algunas monedas a sus rivales mientras transita el camino hacia las urnas con la comodidad que le dan las encuestas.
Mientras Gabriel Abrile formaba parte del escuadrón anti-Llamosas, permaneció calmado y abocado a su plan de polarización. Pero el debate también avanzó hasta integrarlo a la línea de fuego. Las terceras fuerzas se encargaron de recordarle una y otra vez su pertenencia a la criticada gestión de Jure, antes que asumiera Llamosas. Además, lo vincularon a las responsabilidades de su espacio con la crisis socioeconómica del país durante la presidencia de Mauricio Macri.
Aunque las diferencias porcentuales marcan un despegue del principal contendiente opositor en comparación con la disputa del tercer puesto, tanto Eduardo Scoppa como Pablo Carrizo dedicaron varios minutos a lanzar dardos hacia la figura del médico, enfocados en su paso por gestiones anteriores y criticando algunas de las propuestas que forman parte de su plataforma.
Sin duda, el esfuerzo de los competidores por la tercera banca legislativa apunta a captar los votos que podrían haberse despegado de los partidos mayoritarios. Reconocen que la mayor cantidad de votos van para el lado del actual intendente o terminan operando a favor de la polarización que representa al frente de Abrile.
Sobre el final del debate, Gabriel Abrile experimentó problemas de conexión que le impidieron dar un mensaje final. Más tarde, el candidato opositor responsabilizó al oficialismo de haber pergeñado la interferencia para que no pudiera realizar sus argumentos de cierre. Habló de “las mañas de la vieja política”, aunque desde el llamosismo negaron rotundamente las acusaciones.
Debate reditado
Para los que perdieron la memoria antes de la pandemia, cabe recordarles que Río Cuarto ya tuvo un debate dedicado a la elección que está próxima a desarrollarse. Claro, en ese entonces se estaba en vísperas de la primera fecha electoral, la cual fue suspendida por lo que todos saben. Un detalle inexorable de aquel primer encuentro corresponde a la ausencia de Llamosas, quien adujo que su agenda se encontraba dedicada a la incipiente crisis sanitaria. En realidad, parecía bastante confiado respecto al resultado de esa final postergada.
Algo cambió en estos ocho meses -como si hiciera falta aclararlo- que convirtió el debate en un deber para todos, por lo que no sorprendió que Llamosas buscara enmendar la ausencia de marzo con el compromiso de integrar la mesa de candidatos que se armó para el 25 de noviembre. Allí, por medio de una conferencia realizada vía Zoom, los ocho contendientes compartieron sus miradas del Río Cuarto que piensan para después del 29-11.
Las expectativas ya venían bajas desde antes, con una campaña tan larga que trajo cansancio e intervenciones políticas que lejos estaban de encender el periplo. Llamativamente, la poca atención del electorado es la cara opuesta de las expectativas generadas en todo el arco político nacional, muy pendientes del resultado que entregue el primer test electoral del año -aunque ya se está en noviembre.
Tal vez esto terminó por generar los bajos niveles de audiencia que se registraron, más allá de la difusión conjunta que se realizaron entre medios radiales y televisivos locales. La transmisión oficial del evento a través de YouTube solo llegó a registrar un pico de 250 espectadores simultáneos.
En conclusión, esta herramienta parece haber cumplido su objetivo a medias, sin deslumbrar y dejando gusto a poco. ¿Se trató acaso de una instancia definitoria para el rumbo de la contienda? Podría decirse que fue un ejercicio informativo, de baja o nula incidencia el próximo domingo.
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