La historia de este invento se remonta a los tiempos universitarios de Marcelo, que ante el comentario de su señora sobre la cantidad de tiempo que lleva secar y planchar tuvo su Eureka, buscando crear un invento para su tesis que no solo sirviera como la razón de su título de técnico mecatrónico, sino eventualmente escalarlo a algo mucho más grande que solucione y acorte los tiempos de lavado, secado y planchado.
Así fue como creó una primera iteración de la máquina desarrugadora, una suerte de “Frankenstein” que incorporaba de manera rústica todo lo que proponía, con un elemento clave: el movimiento de “caída libre” nunca inventado y el cual hacía la magia.
Tiempo después, en 2019, Marcelo logra contactarse con Claudio, que viene del rubro del aire comprimido, para mostrarle este invento con la premisa de que iba a ver algo que todavía no se había inventado.
Y así fue
“Imaginate, cuando él me cuenta todo eso me fui a Mendoza, estuve una semana y no lo podía creer cuando vi que agarraba una remera la doblo toda, la puso ahí 15 minutos y salía totalmente lisa. No lo podía creer. Lo simple que es, pero a su vez novedoso porque no está inventado”, cuenta Claudio.
Encantado, Claudio se sumó inmediatamente al proyecto, aportando su enfoque, sus ideas, y a la máquina en conjunto, agregándole características y funciones para tener un prototipo que se acercara más a la idea principal.
Además, se sumó al equipo Andrés Cacciali Puga, un abogado especialista en propiedad industrial quien les brindó toda la ayuda y gestión para poder patentar el producto ante el INPI (Instituto Nacional de Propiedad Industrial).
Con la llegada de la pandemia, el proyecto quedó medio trunco ante la imposibilidad de asistir a ferias o ir a empresas a presentarlo, pero este dúo aprovechó todos esos meses y sin bajar los brazos siguieron perfeccionado el prototipo, hasta poder presentarlo a algunas empresas locales.
“Si bien este no es un producto que esté a la venta todavía, porque es un prototipo, la idea es que se conozca y que le pueda interesar a alguna empresa o algún inversor, porque el potencial de venta es grandísimo”, asegura confiado Claudio.
La máquina
El prototipo actual tiene el tamaño de un lavarropas, tres programas de “desarrugado” que van de 15 a 20 minutos y capacidad para una prenda, todo diseñado y enfocado para la muestra, pero que en los planos es totalmente escalable y adaptable según el uso.
Así, este novedoso desarrugador puede venir adaptado para hogares, industrias, hospitales (con un compartimento que desinfecte la ropa), hoteles y todo lugar que necesite tener la ropa seca y lisa.
Al respecto, Claudio cuenta que “el prototipo tiene el tamaño de un lavarropas, pero tranquilamente se puede hacer más largo, más alto, se puede hacer finito y ponerlo al lado del placard. La ventaja que tiene este aparato, si bien yo lo comparo con un lavarropas, es que solo hace falta enchufarlo, nada más. No necesita una conexión de entrada de agua, ni tampoco necesita un desagüe, como el lavarropa” y añade: “Tiene una sistema eléctrico que genera una temperatura dentro y te ayuda a secar, con un pequeño ventilador que va sacando la humedad”.
Actualmente la empresa tiene varios modelos en estudio, trabajando con el centro tecnológico de Arteaga de Córdoba y con el centro de estudios universitarios de Mendoza, para desarrollar otro prototipo que además de planchar la ropa pueda eliminar olores de las prendas, tal como el olor a humedad, y que en solo unos minutos se pueda darle frescura a una prenda y quede lista para vestir.
Jubilando al secarropas, la plancha y el tendedero
La misma no solo desarruga ropa, también puede secarla, eliminar sus olores, desinfectarla, perfumarla y hasta plancharla, todo de manera automática y solo hace falta tener un enchufe cerca.
“Es una máquina versátil que puede servir para muchos lugares y lo más esencial de esto es que hoy por hoy no existe o no está en el mercado el principio de funcionamiento que tiene, que nosotros llamamos `caída libre´ porque es un pequeño movimiento en el que aprovechamos la energía potencial de la gravedad”.
Este “milagroso” movimiento imita el típico movimiento de sacudir la ropa húmeda durante horas para dejarla lo más desarrugada posible, una genialidad que se le ocurrió a Marcelo en su tiempo final universitario por lo que el principio, si bien es básico, elimina de suyo la cantidad de tiempo que un ser humano emplea para esta tarea.
Así, se puede lavar la ropa y automáticamente meterla a la desarrugadora, para que en 15 minutos se pueda tener todo limpio, seco y liso.
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Vender o escalar
Ante una economía y mercado nacional convulsa, desde Inerplan se anclan en dos posibles soluciones: vender la patente o conseguir financiamiento para darle escalabilidad al producto.
“La protección de la patente es por 20 años, esto es un producto que se puede vender y a su vez, normalmente el que compra la patente le da licencia a la otra marca también. Otra de las opciones es que alguna empresa le interese y tenga capital para hacer las primeras máquinas y que así le den escalabilidad al proyecto”, asegura Claudio.
“Tenemos la idea, el prototipo, el proyecto y las ganas de que esto crezca”.
Tu opinión enriquece este artículo:
Marcelo Negreira :
En la web oficial, redes ni en ningún otro lado vi videos del funcionamiento... mientras no sea como la maquina de café que hablaba, que se comió De La Sota !!!
Luis Marcial :
Hola, 15 min x prenda? No aclara el articulo