Mar 10/03/2009
El estadounidense David James tenía un emprendimiento en Nicaragua pero una amiga argentina lo tentó con las posibilidades de desarrollo inmobiliario en Uruguay. Recorrió la costa atlántica y se enamoró del Cerro Pan de Azúcar, donde decidió armar un proyecto que luego se llamaría Sugar Loaf con una inversión cercana a los U$S 50 millones.
- El estadounidense David James tenía un emprendimiento en Nicaragua pero una amiga argentina lo tentó con las posibilidades de desarrollo inmobiliario en Uruguay. Recorrió la costa atlántica y se enamoró del Cerro Pan de Azúcar, donde decidió armar un proyecto que luego se llamaría Sugar Loaf con una inversión cercana a los U$S 50 millones.