El COyS ya subasta material seco cada dos meses (en 2020 recaudó $ 8 millones)

Victoria Flores / Córdoba Obras y Servicios COyS

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“Cuando llegamos teníamos 1.200 personas para tener solamente 8 grupos de barrido”.
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Hay empresas que están obligadas por las normas ISO o por sus certificaciones internacionales a recuperar el material que largan al mercado”.
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“Antes la tarea de chofer era permitida sólo para los varones y para las mujeres, no. ¿Por qué? No había una explicación. Con el Intendente rompimos ese techo de cristal”.

Victoria ToriFlores preside el ente que hoy no solo barre las calles. Alineado con uno de los pilares de gestión de Llaryora, el COyS juega un rol (que pretenden) central en la economía circular. Hoy recupera 1.000 toneladas anuales de materiales secos que luego subastan y  representan para el Municipio un ingreso estimado de $ 20 millones para este 2021. Si bien los porcentajes no son tan importantes, Victoria Flores asegura que es el puntapié inicial de un camino. La gestión, además, llevó a las mujeres a manejar camiones por primera vez (y acceder a mejores salarios). Un café con la presidenta del COyS en Cardinales Cofico (GNI).

Soledad Huespe: El año pasado dejaste tu banca en el Concejo Deliberante cuando el intendente te pidió que te hicieras cargo del ex Ente de Obras y Servicios Públicos (ESOP), que bajo tu gestión se llama Córdoba Obras y Servicios (COyS); alguna vez todos escuchamos estas siglas, pero ¿qué es y qué hace el COyS?

Victoria Flores: Hace un año y medio que estamos a cargo del COyS y para contextualizar hay que irse un poco más atrás. El Esop era, en el origen, un lugar bastante complicado para la gestión anterior, con muchas denuncias, con algunas imputaciones dando vueltas, y cuando el intendente me convoca para hacerme cargo del ente, realmente fue todo un desafío. ¿Por qué te hago este paréntesis? Porque el nombre y el cambio de marca también fue el mayor de los desafíos para poder marcar un antes y un después en una gestión de un mismo ente. Empezamos a trabajar en la marca, en el nombre, en los colores, en cambiarle la estética no solo para afuera, sino inclusive hacer un reacomodamiento interno de la gente. Cuando nosotros llegamos solamente había 8 grupos de barrido, es decir, teníamos 1.200 personas para tener 8 grupos de barrido. Había mucha gente que no tenía tareas asignadas, que estaba boyando en algún lugar... Empezamos a ampliar los servicios para darle alguna función a toda esta gente que estaba trabajando y que la verdad no lo hacía, no porque no querían trabajar, sino porque nadie les decía lo que tenían que hacer o dónde tenían que ir. Y ahí fue cuando hicimos la inversión más grande que tuvo el ente. 

SH: ¿En qué invirtieron?

VF: Invertimos casi un mes de facturación y un poco más en equipamiento, en camiones,  desobstructores de distintos tamaños y para distintos servicios... Y ahí pudimos llegar a tener entre 15 y 16 servicios nuevos. El COVID nos obligó a replantearnos la prestación de los servicios: teníamos muchos espacios públicos y había que trabajar de manera conjunta con salud, desinfectando, limpiando y haciendo un trabajo mucho más específico y chiquito en lugares donde la gente tenía circulación. Después se restringió la circulación y a medida que se va abriendo, nosotros estamos obligados a seguir esta limpieza, esta desinfección.

SH: Cuando llegaste te encontraste un ente que hoy mutó bastante…

VF: Mutó bastante su objeto porque hoy no solo el COyS presta servicios públicos de limpieza y mantenimiento, sino que hoy también estamos llevando adelante obras públicas y además estamos trabajando muy fuertemente en la recolección diferenciada. Es decir, el seco, todo este residuo que se recicla y que tiene una nueva vida útil porque es un modelo económico que el intendente Llaryora está planteando para la ciudad, que es el modelo de economía circular, en donde todo lo que consumimos tiene que tener un lugar diferente al predio de enterramiento. Es decir, estamos muy acostumbrados a una lógica lineal de consumir y tirar y nosotros estamos replanteando el modelo desde los centros verdes y desde nuestro programa “Eco Aliados” para que empecemos a pensar qué consumimos y qué hacemos con el destino final de lo que consumimos. Es decir, si vamos a comprar una botella de Coca o un paquete de galletitas, pensar qué hacemos con esa botella y con ese scrap, ese tipo de plástico que se genera de un paquete de galletas o de lo que sea.  Así que podemos decir que después de mucho trabajo, hoy el ente no solamente limpia, sino que también hace obras públicas y también está profundizando mucho el reciclado. 

SH: ¿Y a dónde va todo el material reciclado, el material “seco”?

VF: Lanzamos las “Eco Subastas”. Lo que hace el Estado para la compra, pero ofreciendo nuestro material, es decir, al revés. Por eso la llamamos “Eco Subasta Inversa”. Nosotros tenemos en nuestros centros verdes muchísimos materiales: hojalata, telgopor, vidrio, cartón, cualquier material, y se junta con lo que llega de la recolección domiciliaria diferenciada y se transforman en toneladas que luego ponemos en el mercado para ofrecerlas a aquellas empresas que se dedican, con volúmenes importantes, a la reutilización de estos productos. Y la verdad es que nos ha ido muy bien porque fue la primera vez que el municipio transparentó cuántas toneladas se producían de este material reutilizable y qué precio tenía. Antes el precio se manejaba de manera individual, es decir cada uno fijaba el precio con un comprador, pero en el mercado hay un montón de posibilidades de venta de los materiales, entonces lo que hicimos fue blanquear y eso nos llevó a que se aumentaran los precios entre un 100 y un 150%,  ¡muchísimo! Se duplicó, y en algunos casos, se triplicó el valor del cartón, del metal, del papel, poniéndolo simplemente a disposición.

SH: ¿Quiénes son los principales compradores de esos materiales reciclados?

VF: Son empresas de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Son las tres bocas más grandes. Hay empresas que están obligadas por las normas ISO o por sus certificaciones internacionales a recuperar el material que largan al mercado. Es decir los fabricantes de botellas, que embotellan para la Coca (y la Coca-Cola misma), tienen una política de recupero del plástico. Entonces trabajamos junto con ellos en la búsqueda de material, en la venta de material y generalmente las empresas que fabrican los modelitos de botellas, que después son las embotelladoras que tienen que comprar y sacar a la calle, son las que hoy nos compran a nosotros ese plástico para volver a fundirlo y que vuelva a ser plástico. 

SH: Me da la sensación de que a Córdoba le falta mucho para tener una ciudadanía verdaderamente comprometida en el reciclaje. ¿No falta un poco de educación o información? ¿Mensajes más claros? ¿Cómo lo ves?

VF: Creo que Córdoba ha tenido malas experiencias porque el sistema de recolección diferenciada existe desde que tenemos la Crese. Lo que pasó fue que nunca se ajustó el trabajo con las empresas. Nosotros hicimos una mesa de trabajo conjunto con las empresas de recolección durante casi un año ajustando estos detalles, porque ¿qué pasa?, la gente se frustró, decía que pasaba el mismo camión y recolectaba todo junto. Y la verdad no era así, pero nunca se informó que hay días: la fracción húmeda pasa todos los días y la seca pasa una vez a la semana en una horario diferenciado. Y eso es en lo que hicimos mucho hincapié, al punto de que nuestro programa “Eco Aliados” tiene voluntarios para ir a tocar el timbre. En tiempos de pandemia donde nadie te abre la puerta, nosotros tratamos de llegar (con todos los protocolos) a dejar un imán casa por casa, para que la gente que quiere separar, tenga la posibilidad de hacerlo y sepa el teléfono de la empresa que le corresponde, cuál es el sitio web para ver qué materiales, y el día y el horario. Porque eso también sirve de contralor. El que arranca separando, es muy difícil que deje de hacerlo porque es instintivo y así se empieza a generar un cambio cultural.

SH: En algunos países a los ciudadanos que separan y reciclan se los premia con beneficios impositivos, y por el contrario, a los que no lo hacen se los multa, ¿no se podría pensar en algo así?

VF: Las comparaciones para mí son odiosas. Hay que ver los procesos. Córdoba no tiene cultura de separación. Las toneladas, si bien en un año nosotros aumentamos un 30% el ingreso de material, siguen siendo volúmenes insignificantes cuando uno mira las toneladas anuales. Para que tengas una idea, al año en los centros verdes (que son 5 con Ecofem), estamos recuperando casi 1.000 toneladas, pero por día se entierran 2.500 toneladas. En porcentaje es poco, pero cuando analizamos lo que se hacía y lo que se hace, es mucho lo que se avanzó. Yo creo que es un proceso cultural, la ciudadanía no es que no esté preparada, ¡nunca le informaron! Y si vos no le informás cómo se hace, dónde hay que llamar y cuándo pasa, es muy difícil que se haga, salvo que sea una persona muy vinculada con el ambiente con una conciencia. Hoy estamos logrando que se empiece a hacer y de hecho los volúmenes y las toneladas hablan por sí solas. Cada dos meses estamos subastando material, ingresa material de calidad y nos están comprando a precios altos. Quiere decir que vamos por buen camino. Pero es un proceso. Va a llevar tiempo. La gente se tiene que acostumbrar, el camión no tiene que fallar en la recolección y tenemos que brindar desde el estado más puntos de acopio. Es decir, hay muchas casas donde el camión pasa, por ejemplo, los martes de 2 a 5 y a lo mejor esa persona está trabajando... ¿Cómo hacemos desde el Estado para darle la posibilidad, la facilidad, de que tenga otro lugar más cercano para poder hacer los puntos de acopio? 

SH: ¿Y cómo se hace?

VF: Hay mucho por hacer. Por ejemplo, largamos junto con la Coca los ecopuntos. Estamos tratando de llegar a muchos lugares con pequeños contenedores y habitáculos que no molesten a la estética de los barrios, ni molesten a los espacios públicos, para poner lugares donde se descarga. En la semana del reciclaje hicimos una prueba piloto de 7 puntos con un resultado, en esos 7 días, llegamos a juntar 2 toneladas. La gente quiere hacerlo, toma la iniciativa cuando empieza a confiar en el sistema. Si en 7 días, en 7 puntos juntamos 2 toneladas, quiere decir que hay que facilitar los medios porque en su casa la gente lo hace. El problema es la frustración: cuando no tenes dónde dejarlo, cuando todo se mezcla, cuando el camión no pasa... Pero también eso es parte de optimizar. Los ecopuntos están dando muchos resultados porque la gente llega y nos deja sus bolsas completas de material y nosotros con la logística, además de la recolección, los centros verdes hacen recolección en Big Bags y con eso estamos permanentemente dando vueltas para que no se junte el material. Entonces la respuesta es buena porque el servicio funciona, entonces el vecino se relaja, separa, lleva las cosas, y tiene este Círculo de Economía Circular que es el estamos buscando. Que las botellas vuelvan a ser botellas, que el aluminio vuelva a fundirse, ser aluminio. Porque Córdoba tiene un potencial. Se creó el Cluster de Economía Circular desde la Municipalidad, es el primero en el país y lo creó la gestión de Martín. ¿Qué significa? Todas estas empresas que tienen que ver con la utilización de algún producto que viene de la reutilización se sientan en la misma mesa para ver qué hacemos. Y hoy estamos trabajando con muchas empresas y con el Ente Biocor (que quien conduce este Cluster) y nosotros, los que juntamos el material, estamos trabajando de manera conjunta para ver qué productos podemos tener desde la economía circular. Por ejemplo, con el plástico estamos haciendo varias pruebas para que los cabos de los cepillos sean de plástico reciclado. 

SH: Firmaron convenio con Coca-Cola justamente para multiplicar estos puntos y trabajar conjuntamente en recolección de PET, ¿siguen otras empresas?

VF: Tenemos muchísimas alianzas público-privadas. De hecho empezamos a hacer algunos desayunos con mujeres empresarias, por ejemplo. Así como con la Coca salimos a buscar el plástico para que vuelva a ser botellas, con las empresas de la construcción, por ejemplo, estamos trabajando en la molienda de los escombros que se generan. Con otro privado, estamos tratando de moler a escala, es decir que exista una máquina que pueda moler todo eso que son toneladas que van al enterramiento ¡y que no pueden ir al enterramiento porque son siglos y siglos para que se deteriore! Y esto no se deteriora nunca más, porque va a seguir siendo parte de un suelo absolutamente contaminado con todo junto. Estas pruebas hoy las estamos haciendo y tenemos más de 120 adherentes que son nuestros eco aliados, y por lo menos 20 empresas con las que estamos trabajando público-privado generando condiciones para que el que tiene un residuo, que para otro es una oportunidad, ahí es donde estamos trabajando. Que se junten para poder generar un producto y el Estado darle las condiciones.

SH: Los escombros, la poda, son materiales que se tiran en contenedores o de manera clandestina, ¿no? 

VF: Justamente ahora vamos a inaugurar el centro de transferencias, que son los macro basurales como puntos de descarga autorizada. O sea, cambiar el concepto de que hay que ir a tirar de noche y todo clandestino a tener un espacio abierto en donde el que uno puede llegar al predio y pagar la tonelada, pueda tener un lugar donde depositar el seco. Y ahí estamos trabajando con muchos programas para poder reutilizar a gran escala todos estos materiales y la verdad es que es todo un desafío porque desde la poda que te encontrás en la esquina, hasta el hormigón de un puente que tuvieron que cambiar, es un problema para el predio de enterramiento y el desvelo de la gestión es no enterrar porque en algún momento ese suelo se acaba, y hay que ponerle inteligencia a la manipulación.

SH: Decías al comienzo de la entrevista que cuando te hiciste cargo del COyS tenías 1.200 colaboradores; hoy, un año y medio después, ¿cuánto son?

VF: Los mismos y las mismas. Porque ahí también hicimos un cambio.

SH: Te lo pregunto porque cuando asumiste dijiste que “empleado que no trabajaba, empleado que se iba”.

VF: Bueno, quisieron trabajar todos. Acá lo que hubo fue un acuerdo colaborativo del intendente con todos los gremios y nosotros pudimos hacer perdurar ese acuerdo colaborativo y todos y todas las que estaban sin tareas asignadas, empezaron a tener un puesto de trabajo. De hecho hoy vas por la calle y ves camiones desobstructores, camiones desinfectadores, hidrolavadoras, los chicos con el barrido manual, barredoras… esta ciudad de Córdoba tenía tres barredoras, pero dos estaban rotas y funcionaba una sola. Hoy hay 5 que están funcionando y se han ampliado las avenidas; estamos llegando a barrios con bulevares que antes no se llegaba, no se salía del microcentro y el bulevar San Juan. Hoy las grandes avenidas los tienen.

SH: Decías “los y las” colaboradores. Hoy es común transitar la ciudad y ver mujeres manejando los camiones.

VF: Fue todo un tema.

SH: ¿Hubo resistencia al principio?

VF: Resistencia, no. Pero caemos en el chiste básico: “Vas a tener que aumentar las pólizas porque las mujeres chocan”, etc, etc. Y empezamos un debate de género importante, ¡entre nosotros mismos!, no creas que fue solamente gremial. Creo que esa fue una decisión muy acertada de gestión del intendente porque pudimos, desde el género, tener políticas públicas con mirada de género. Porque uno siempre siempre habla del género, pero nadie lo aplica. Hablamos de que todos tenemos que tener igualdad de oportunidades, ¡pero nadie las genera! Entonces acá nos encontramos con un convenio colectivo en donde la categoría de chófer es la más alta, pero resulta que todas las mujeres (que son el 25% de las trabajadoras de estos 1.200) estaban solamente en el barrido, y en el barrido en el centro, por las dudas para que estén cuidadas y no les pase nada. Llegamos y dijimos: “¿Por las dudas, qué? Los varones también se exponen a ciertas circunstancias y situaciones y ¿por qué no hacerlo mixto? ¿Y por qué no los choferes?”.

SH: ¿Cuánto gana un chofer? 

VF: Están alrededor de los $ 75.000, $ 80.000 como básicos.

SH: ¿Y los barredores?

VF: $ 55.000, $ 60.000.

SH: Y no había mujeres choferes…

VF: No. ¿Entonces qué hicimos? Romper el techo de cristal. Con el intendente nos pusimos de acuerdo en darles la oportunidad. Porque hoy no es que todas las mujeres van a manejar un camión y todos los varones van a ir a barrer. No. Mujer que quiere hacer carrera y manejar un camión, tiene la posibilidad de hacerlo. Varón que quiere hacer carrera y llegar a la categoría máxima, también puede. Antes era permitido solo para los varones y para las mujeres, no. ¿Y por qué no? No había una explicación. Hoy se pudo romper y realmente hoy el COyS tiene una perspectiva de género. Creo que mucho tiene que ver que en el directorio haya dos varones y yo como presidenta. Entonces pudimos equilibrarnos y las miradas conjuntas son las que potencian las posibilidades. Hoy tenemos no solo mujeres en camiones, el COyS tenía (y sigue teniendo) 15 personas del colectivo LGTB; estaban sin hacer nada y hoy las potenciamos a todas. Hoy Ecofem, por ejemplo, uno de los centros verdes en el que trabajan solo mujeres por un convenio con el Ministerio de la Mujer, lo conduce Celeste Giacchetta, una trabajadora trans que tiene una realidad hermosa para contar, una historia de lucha y de sacrificio para poder llegar a donde llegó, y hoy es la que está al frente de un centro verde. ¿Por qué no generar las oportunidades?

Entonces la perspectiva de género tiene que ver con esto: con poder darle la posibilidad a todos, todas y todes.

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