Fiel a su estilo, el director de “Levy Dinámica Empresarial”, propuso a los presentes un ambiente distendido, donde el público pudo interrumpirlo, tanto para realizar aportes como para preguntar lo que quisieran.
Levy comenzó describiendo el contexto actual al que las empresas se ven obligadas a enfrentarse, y lo caracterizó por tres rasgos fundamentales: la instantaneidad, el conocimiento y el nihilismo. A este último lo definió como: “la pérdida de valores y sentido de la misma vida”. Como respuesta a esto, destacó la importancia del “Readiness”, concepto al que tradujo como “el estar listo” -aunque afirmó no sentirse satisfecho con esa traducción-, y que es el eje de uno de los últimos libros que publicó: “Readiness: La era del instante”.
Sobre la situación a nivel nacional, resaltó la importancia de que los países sean capaces de definir proyectos de manera conjunta, y se mostró preocupado por la falta de ellos en la Argentina, afirmando: “Yo me dedico a que la gente construya sueños en conjunto, y sin embargo, me toca vivir en un país en donde muchas personas trabajan para que lo que hayan sean pesadillas”.
El resto de la conversación giró en torno a una serie herramientas concretas que quiso brindarles a los empresarios y emprendedores presentes. Sin embargo, hacia el final, Levy se alejó de los conceptos duros para hablar de la importancia de las personas dentro de las organizaciones, y de su experiencia personal. Muy emocionado, admitió arrepentirse de no haber podido compartir más tiempo con su familia por invertir tanto tiempo en su formación. El consultor es acreedor de dos doctorados -en Ciencias Económicas y en Psicología-, y un Máster en Psicología Cognitiva, pero aseguró que esto le costó la crianza de sus dos primeros hijos, sobre quienes dijo: “No puedo creer que me hayan perdonado, les estoy muy agradecido”.
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