Banca Ética funciona con licencia de banco en algunos países de la región, pero no en Argentina, aunque sí con la misma lógica en todo el mundo: son entidades financieras cuya lógica no está condicionada al máximo beneficio, sino que contempla el aporte social y ambiental de los proyectos que respalda.
María Eugenia Fraga, responsable de Impacto, y Patricia Gatti, directora de Banca Ética en Argentina conocieron y entrevistaron organizaciones, empresas y actores clave para conocer qué necesidades tienen.
En sus tesis de inversión, Banca Ética, considera movilizar recursos hacia tres áreas:
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Educación y Cultura
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Desarrollo Social
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Medioambiente
En Argentina hoy el foco está puesto en producción sostenible, hábitat y sistemas alimentarios (considerando toda su cadena de valor desde producción primaria, procesamiento, hasta la comercialización), trabajando en cada uno de ellos con las particularidades de cada caso.
“Somos un grupo financiero latinoamericano que tiene el propósito de potenciar empresas y organizaciones de sectores clave de la economía que generen impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, desde el Golfo de México hasta la Patagonia”, explican sobre sus metas y dan una clara definición sobre lo que implica su nombre: “Creemos que cuando la Banca y la Ética se juntan, podemos cambiar el mundo”.
Después de cuatro años de trabajo, formando capacidades humanas y técnicas, Banca Ética inició operaciones en Argentina a fines de 2021.
Hoy Banca distribuye sus operaciones en distintos territorios de la región, como Río de la Plata (Argentina, Uruguay), Pacífico Sur (Chile) y Atlántico (Brasil).
Cabe señalar que ha gestionado a la fecha un total de US$ 70 millones de dólares para impulsar organizaciones y empresas que operan en las áreas descritas. En cuanto a las proyecciones para este 2022 y considerando las tres oficinas, se espera que las colocaciones lleguen a US$ 65 millones.
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