La movida no viene sola: detrás está la tecnología de Pomelo, la compañía que en los últimos años se convirtió en el “motor invisible” de varios productos fintech de la región. Pero acá el diferencial no es solamente tecnológico: es territorial. La tarjeta se solicita sin costo en los locales de Western Union y Pago Fácil y se habilita en minutos. Sin apps, sin homebanking, sin vueltas. Un producto pensado para personas que quizá no usarían una billetera virtual, pero sí confían en la red física que conocen de toda la vida.
En Argentina, las remesas siguen siendo un movimiento silencioso pero constante. Y esa dinámica convive con una realidad: no todas las personas que retiran dinero tienen cuenta bancaria o desean abrir una. La tarjeta nace justo ahí, en ese cruce entre necesidad y hábito.
Según explican desde la compañía, el objetivo es simple: permitir cargar o retirar fondos sin costo, usarla para compras presenciales o por internet, y manejar el dinero con más seguridad. En términos prácticos: si alguien retira una transferencia del exterior y no quiere salir del local con todo en efectivo, puede mover parte del monto a la tarjeta y usarla cuando la necesite.
Una puerta de entrada al sistema financiero (pero sin perder lo cotidiano)
Mientras el ecosistema fintech argentino vive en permanente competencia por “capturar usuarios digitales”, este lanzamiento juega otra carta: hablarle a quienes todavía prefieren una interacción presencial. Western Union y Pago Fácil tienen una red de alcance nacional que pisa fuerte en barrios y ciudades chicas. Esa capilaridad acá se convierte en una ventaja estratégica.
“Queremos que cada persona que entra a nuestros locales tenga una opción segura y práctica, pensada para sus necesidades”, sostienen desde la compañía. Y en esa frase hay un mensaje clave: no apuntan solo a usuarios fintech, sino a quienes nunca se sintieron parte de ese mundo.
El aporte de Pomelo: tecnología para que lo simple parezca simple
Pomelo sigue sumando proyectos que confirman su rol dentro del sector: ser quien permite que grandes empresas lancen productos de pago sin tener que construir toda la infraestructura desde cero. En este caso, su tecnología de emisión y procesamiento es lo que permite activar y usar la tarjeta al instante.
Desde la empresa destacan que esta alianza expande el alcance de herramientas digitales a segmentos que no suelen quedar en el radar de bancos o fintechs tradicionales. Lo interesante es que el producto no requiere una transformación del usuario: no obliga a descargar apps ni completar formularios extensos, algo que muchas veces funciona como barrera.
¿Y ahora qué? Crecer desde el territorio
Por ahora, la tarjeta está disponible en una cantidad limitada de puntos, pero la expansión será progresiva en los próximos meses. Si la adopción es alta, y todo indica que así será, podrá convertirse en un puente entre el mundo del efectivo y el digital, sin obligar a un salto abrupto.
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