El robot realiza actividades repetitivas que requieren traslados de objetos que pueden ser realizadas en forma automática por un robot móvil autónomo. Cabe señalar que al comienzo y al finalizar el traslado del robot debe haber una persona que envía y recibe el material. Aimu permite trabajar cooperativamente con los operarios, integrándose a la logística y relevándolos de estas pesadas tareas repetitivas, de alta demanda física y bajo valor agregado para la organización, jerarquizando por otro lado el trabajo de las personas. “Permite que el operario se enfoque en la preparación de la carga que luego será acoplada al robot para su traslado”, señala Gastón Araguás, CEO de Indama.
“Estos robots tipo AMRs se diferencian de otras tecnologías más conocidas como los AGVs (Automatic Guided Vehicle, por su sigla en inglés) en que no necesitan elementos dedicados para su guiado, como cintas magnéticas o cables enterrados”, explica Araguás.
El robot tiene distintos sensores como escáneres láser, cámaras de video, sensores de rango ultrasónicos, junto a algoritmos computacionales que se ejecutan a bordo. Luego se fusionan los datos con mediciones odométricas provenientes del sistema de tracción de las ruedas obteniéndose estimaciones robustas de la posición y orientación del robot en el entorno de trabajo.
“Esta información es utilizada a su vez por algoritmos de control que le permiten al robot `navegar´ de manera natural por su entorno de trabajo, siguiendo misiones preestablecidas de manera flexible, usando marcas naturales del entorno, detectando y esquivando obstáculos, todo en forma autónoma”, describe Araguás.
El costo del robot es de unos US$ 19.000 y el tiempo de recupero de inversión en una aplicación típica es menor a un año.
Aplicaciones y utilidades
En las industrias se debe trasladar material de un almacén o depósito donde se encuentran las partes que componen el producto final a la línea de ensamble, de armado o envasado. Esto sucede frecuentemente en la industria automotriz, de autopartes, en la industria alimenticia, de electrodomésticos o textil.
También puede utilizarse esta tecnología inteligente en hospitales donde se deben repartir sistemáticamente medicamentos, alimentos hacia las habitaciones de los pacientes, o en un edificio de oficinas donde se necesitan llevar paquetes, o entre oficinas, o en un restaurante donde hay que llevar la comida a las mesas, y hasta en un aeropuerto.
Ventajas y beneficios
La inclusión de robots autónomos permite resolver tareas de logística en forma flexible, demandando menor costo y tiempo de implementación o cambios en la configuración, rápida puesta en marcha con bajos costos de operación y mantenimiento, capaz de interactuar eficazmente con otros sistemas automáticos y de manera natural con operadores humanos. “Delegar en el robot el movimiento de las partes o insumos permite jerarquizar el trabajo de los operadores humanos”, aclara Araguás.
Para desarrollar este tipo de dispositivo inteligente se utilizan recursos humanos altamente calificados en disciplinas de computación, robótica, electrónica y con fuertes vínculos con áreas de la investigación académica en disciplinas afines al producto.
Aimu es un robot móvil de tracción diferencial. Los sistemas electrónicos y computacionales del mismo están estructurados en: un sistema de control de bajo nivel encargado del control de tracción y los dispositivos de seguridad y una computadora principal corriendo sistema ROS (Robot Operating System) sobre un sistema operativo GNU/Linux. Aquí se ejecutan los algoritmos de navegación, control de misiones, interacción con el usuario, entre otras funcionalidades de alto nivel.
“Gran parte del código de estos algoritmos son desarrollos propios. Se trata de programas escritos en C++ y Python”, señala Araguás.
La tracción se realiza por medio de motores eléctricos y todo el equipo se alimenta con baterías que pueden ser de tipo plomo-ácido tradicionales o de ión de litio.
El robot es un equipo desarrollado y fabricado íntegramente en Argentina, y tiene su origen en desarrollos tecnológicos y académicos realizados y transferidos desde la Universidad al sector privado, modificados y adaptados para uso industrial.
El mantenimiento es mínimo y consiste básicamente en mantener limpio los sensores láser y las cámaras.
Indama incuba desde hace un año en la incubadora Andén de la UTN-FRC y fueron seleccionados para ser parte de la VI cohorte de Incubacor, del programa “Emprende, desarrolla, innova” del Ministerio de la Industria, Comercio y Minería del Gobierno de la Provincia de Córdoba que comenzó en septiembre.
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