“En la batalla del calentamiento todo vale y como en toda ”guerra” tenemos que conocer a nuestro enemigo para plantear las estrategias para combatirlo”, dice la arquitecta especialista en instalaciones Astrid Ceballos.
En este sentido, la especialista señaló que, una de las principales leyes de la termodinámica supone que “el calor fluye de la zona de mayor temperatura hacia la de menor temperatura, por lo tanto, el frío no entra sino que el calor se nos escapa de nuestra casa, por eso es casi tan importante generarlo como tratar de conservarlo”.
Establecido esto, Ceballos señala que el calor se escapa por las envolventes de una vivienda como techos, paredes, ventanas, puertas y -en menor medida pero también- por el piso.
Lo primero que hay que sellar son las rajas que se encuentran entre el marco de las aberturas y la construcción. ¿Cómo? “Nuestros abuelos les dicen chiflete por el silbido que produce el viento cuando las atraviesa, con algo de paciencia se pueden sellar con alguna pastina para tomar juntas -que se compran en la ferretería- y para los amantes del bricolaje más sofisticado con algún sellador de silicona que hasta viene con el aplicador”, sostuvo la arquitecta.
Lo siguiente a combatir es “la luz” que queda entre la hoja de la puerta y el piso a través de la instalación de burletes debajo de las puertas. “Es como un flequillo que se comercializa de distintos materiales y tecnologías pero el sistema siempre es el mismo: un fleje de aluminio que se fija a la puerta y arrastra una escobilla de pelos sintéticos o a una cinta de goma, son más efectivos que el antiguo ‘gusano de arena’ que no acompaña el vaivén de la hoja”, marca Ceballos.
Para las hendiduras de las ventanas, lo más práctico es el rollo de burlete autoadhesivo. “Tienen que sellar todas y cada una de las hojas a batiente con algún producto de cualquier material: goma, vinilo o espuma”, detalló.
La arquitecta explicó que si el usuario dispone de tiempo y dinero, lo más efectivo es generar cámaras de aire en el cielorraso o paredes ciegas colocando placas de algún sistema de construcción en seco. “Tienen que estar a 2 o 3 centímetros del cerramiento original. Este aire estanco cumple la función de aislante térmico y, si queremos optimizar aún más la aislación, en vez de aire, se puede construir un sándwich con poliestireno expandido y/o lana de vidrio y tendremos asegurada la conservación del calor en el invierno”.
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