El estilo folk se identifica con los '70 y eventos como Woodstock en los que los ponchos, vestidos livianos de gasa, faldas ultralargas y estampados era un must-have.
El interiorismo se apropió de ello y comenzó a mostrar ciertos dejos del estilo en muebles, pintura, textiles y hasta objetos de decoración.
¿Cómo llevar el estilo folk a casa?
- Apropiarse de colores alegres (en su medida). La incorporación de tonos vibrantes no se recomienda para "grandes compromisos" como pintar paredes enteras pero sí puede agregarse esa cuota de "vida" en muebles tapizados o pintados en tonos fucsias, rojos, verdes, amarillos y turquesas.
- Estampados, estampados y estampados. No pueden faltar los clásico estampados folk con reminiscencias aztecas y figuras geométricas en colores vibrantes.
- Adoptar textiles y no temer mezclar los estampados ya que esa es la esencia misma del folk: todo con todo. De hecho, algunos diseñadores de interior optan por juntar y contrastar incluso texturas y materiales como madera y pieles o metal y hormigón visto.
- Trabajos artesanales y recuperar esos elementos olvidados como colchas, almohadones, cortinas y hasta las toallas de la abuela enmarcadas en crochet. Lo hecho a mano es parte del espíritu folk. De hecho, los muebles desgastados adrede también dan cuenta de que lo "viejo" está más presente que nunca en la sala y forma parte de un plan de decoración cuidado.
- Lo exótico es bienvenido. Aquellos souvenires que no sabés dónde poner o ropa que compraste en un viaje y jamás usaste ahora tienen su oportunidad. El folk combina en un mismo espacio distintas culturas y el contraste entre ellas es lo que enriquece la estética. ¿Una antigüedad de Buenos Aires junto a una llama de lana de Jujuy? ¿Por qué no?
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