Con la inspiración de granjas florales de Estados Unidos e Inglaterra, los socios fueron armando de a poco el campo de 8 hectáreas. García cuenta que el cultivo ocupa una hectárea y media al aire libre y 2.000 metros en un galpón, y además señala que con los socios vienen de familias jardineras, por lo que la idea de algo distintivo alrededor de la jardinería los cautivó.
Se cultivan diferentes especies importadas como perennes, arbustivas y bulbosas como dalías, rosas inglesas, entre otras. El destino de la producción es la elaboración de ramos en su propio taller para la posterior distribución en el día dentro de Córdoba.
En torno a las flores y con el mantenimiento de un lenguaje estético especial de la antigua granja, Campo de Flores se define como un espacio multidisciplinario que desarrolla diversas propuestas que van desde visitas guiadas, workshops, vivero y tienda, eventos y casa de té.
Además, cuentan con alianzas sinérgicas con empresas en el predio, como la tienda de decoración Acento y Alquimista Gin, un espacio que construye su destilería boutique y bar-café en el lugar.
Una de las principales actividades, según explica García, es la visita guiada por el campo, con la posibilidad de cultivar flores, armar un ramo y terminar el día en la casa de té.
“Todo gira en torno al cultivo de flores. A la gente le encantaba venir y vimos la necesidad de atenderlos. Así fue como armamos una casa de té y la concesionamos”, dice García.
Nuevas ideas
Para seguir creciendo, Campo de Flores está comenzando un proyecto de praderas nativas. “Son jardines sustentables que no necesitan jardineros ni riego”, explica el emprendedor. La idea de los socios es ofrecer este producto a espacios grandes como fábricas, empresas o emprendimientos inmobiliarios.
“Siempre tenemos la idea de expandirnos porque este negocio no tiene techo. En este caso, nosotros vamos a ofrecer el armado del diseño de paisajismo y la proveeduría de las plantas”, cierra García.
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