El informe asegura que de las cinco megatendencias que afectarán al mundo de los negocios -la demografía y el movimiento social; los cambios en el poder económico global; la rápida urbanización; el cambio climático y la escasez de recursos; y los avances tecnológicos- tendrá un mayor impacto en el sector bancario.
“La velocidad de los cambios en la regulación, la tecnología, el comportamiento del cliente y el dinamismo del mercado plantean desafíos para los bancos, que deberán adaptarse para sobrevivir” explica Santiago Mignone, socio líder de la industria de servicios financieros en PwC Argentina.
En las economías emergentes -continúa el estudio- el sector ya está comenzando a operar directamente a través de la banca móvil, sin sucursales, reduciendo su estructura y sus costos. Se espera que los servicios bancarios migren cada vez más de los canales tangibles hacia los digitales, siendo su propia naturaleza ideal para las nuevas tecnologías.
Mignone resalta que los bancos tradicionales conservan algunas ventajas que los ayudarán a evitar que esto suceda: la familiaridad, la experiencia y la regulación.
“Sin duda el conocimiento del negocio y la reputación y seguridad que transmiten, son ventajas significativas que poseen los bancos y constituyen las principales barreras para el desarrollo de nuevos jugadores en el sistema. Sin embargo, para sobrevivir en el futuro cercano necesitarán invertir fuertemente así como redescubrir y reafirmar su papel central en la sociedad y asegurarse el respaldo de las entidades reguladoras”, explica.
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