INAP son las siglas de Ingeniería Avanzada de Precisión. Aunque hoy se define como una pyme joven, su campo de acción está en megaobras: parques industriales, urbanizaciones y grandes desarrollos.
La empresa nace al detectar una necesidad concreta: contar con mediciones precisas, rápidas y a menor costo para ejecutar obra civil sin margen de error.
Su sede está en Polo 52, donde montaron una antena de GPS GNSS a unos 30 metros de altura. La antena se conecta a múltiples constelaciones satelitales y transmite datos por internet a los equipos de obra. Con este sistema logran un radio de cobertura de hasta 50 kilómetros sin montar ni calibrar bases nuevas en cada proyecto.
La tecnología GNSS ya existía y es habitual en grandes obras, pero INAP la implementa de otra manera. Normalmente se usan dos dispositivos: uno fijo y uno móvil. Si el fijo se mueve por viento o mala praxis, todo el sistema se descalibra. INAP reemplazó ese segundo equipo por su antena fija, que nunca se mueve, nunca se descalibra y permite trabajar solo con dispositivos móviles que se conectan en segundos.
El diferencial de INAP está en combinar tres etapas que suelen trabajar por separado:
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Mediciones topográficas y agrimensura con GPS de alta precisión.
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Oficina técnica profesional (cómputos, proyectos ejecutivos y cálculo estructural).
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Ejecución de obras civiles: infraestructura, naves, fundaciones, calles, cloacas, agua y pisos industriales.
“Es lo mismo que antes hacía el agrimensor, pero con más rapidez y precisión durante toda la obra”, explica Agustín Díaz, CEO de la firma.
En el método tradicional, el agrimensor marca puntos con corralitos, estacas o cinta métrica y puede haber entre 5 y 10 cm de error. Ese desvío se va trasladando de etapa en etapa y puede generar desalineaciones o problemas estructurales. Con GPS GNSS, la ubicación es milimétrica y esos errores desaparecen.
Uno de los trabajos que mejor refleja esta lógica es Infinito Open, donde INAP realizó las fundaciones de juegos con tolerancias milimétricas. Dejaron insertos y bases para que toboganes, escaleras, piletas y recorridos encajaran exactos. Según la empresa, participaron en alrededor del 80% de las fundaciones del parque.
En Polo 52 también trabajan en la ampliación desde la etapa cero. Se encargaron de la marcación de calles, los niveles de subrasante, el replanteo de lotes y naves y la ejecución de fundaciones. Ya replantearon miles de puntos y siguen la obra de manera continua a medida que avanza la urbanización. Según estiman desde la empresa —y por el volumen de obras previstas en el predio y con socios estratégicos dentro del mismo polo— habrá trabajo para al menos 10 años.
El know how de precisión también los llevó a intervenir en la pista del Mundial de Motocross frente al Polo 52. Allí colaboraron en el movimiento de suelo para una pista con estándar internacional. Además ejecutaron naves en Parque Ferreira, Villa Esquiú y Boulevares, loteos en Mina Clavero y trabajos en otras provincias, incluido el sur y Vaca Muerta.
Además de medir y construir, la empresa alquila su señal GNSS a profesionales que necesitan precisión y rapidez sin invertir en equipamiento propio. El foco hacia adelante está en crecer en volumen. Estiman que actualmente ejecutan hasta 1500 m2 diarios y ya superaron los 500.000 m2 construidos entre urbanizaciones, desarrollos e infraestructura civil.
Con base en Polo 52, una antena GNSS que sostiene el modelo de precisión y un equipo profesionalizado que combina ingeniería, arquitectura y obra, INAP busca consolidarse como socio estratégico de desarrollistas e industrias que necesitan algo concreto: que el plano y la realidad coincidan, al milímetro, desde el primer replanteo hasta la última fundación.
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