A Julia Mattoni la conocemos por estar al frente de Protectia, el banco de células madre. La novedad es que el año pasado, cuando estábamos en pleno confinamiento, Julia sintió la necesidad de incursionar en una vieja pasión: el diseño y la arquitectura (su profesión de base). Así gestó Barro Negro. “El nombre surge de la típica cerámica negra de Córdoba. Es lo que nos representa como cordobeses”, explica.
¿Qué vende? Muebles diseñados por ella misma y en colaboración con artesanos, también; almohadones de diseño propio con teñidos artesanales; mucho mimbre; alfombras tejidas de Santiago del Estero; mantas de llama; una línea de candelabros de autoría propia y algo de iluminación. “La estética de los muebles y la cerámica acompaña un estilo de vida slow. Todo va hacia eso: hacia el disfrute de la casa”, nos cuenta.
El objetivo es tener triple impacto: ser ecológicamente sustentable, concentrarse en el comercio justo y que también sea socialmente responsable. “Trabajamos con tejedoras QOM, pueblos originarios de Neuquén, y personas que necesitan mayor exposición de su trabajo”, dice Mattoni.
-¿Cómo haces para conciliar los dos trabajos? -le preguntamos.
-Tengo grandes equipos en los dos lugares. Esa es la clave.
-¿Planes a futuro?
-Barro Negro tiene que seguir creciendo. Estamos por abrir el ecommerce, hay muchos interesados de Buenos Aires en nuestra cerámica negra así que la idea es expandirnos a través de comercio electrónico y llegar a todo el país.
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