Este lugar ofrece un concepto novedoso a la hora del vermú: sus dos socios son hermanos y al espacio lo sienten como “el living de su casa”; una esquina que era de su familia y se deja ver desde la ruta E55, cuando uno va llegando a La Calera desde Córdoba, después del monumento de ingreso de esa ciudad.
La construcción llama la atención, te invita antes que nada a tomar un café con la montaña de fondo, pero después te encontrás con una gran vermutería que puede ser aún más tentadora, ni hablar si te reciben con un rico pan y un dip que sabe muy bien. Aprovechamos la ocasión para hablar con sus dueños sobre este lugar, que de lunes a domingos tiene abiertas sus puertas y se transformó en punto de encuentro para los ciclistas de Córdoba e incluso autos de colección que salen a pasear los findes.
Viendo la gran apuesta del lugar, le preguntamos a sus dueños, Rafael y Roberto Pontieri, si acaso creen que las vermuterías se instalarán de tal forma como las cervecerías, hoy hay una tendencia en ese sentido en Buenos Aires, a lo que Roberto nos contesta: “Tal vez pero yo creo que la vermutería tiene un estilo más definido, no es moda, es un estilo de vida para mí. Viene de Europa, por ejemplo en Milán, cenan y almuerzan con vermut, es parte de la compañía familiar o del momento con amigos. Para mí está en un nivel superior, tiene una historia fuerte, más en este país de inmigrantes, la traemos con nosotros”.
Los Pontieri son de La Calera, su familia tenía sodería y almacén de ramos generales, lo que inspiró este proyecto que se llevó a cabo en un terreno familiar, que antiguamente era un cenizal. “Teníamos el horno de cal que está enfrente; hoy es una reliquia, y acá venía a parar el desecho de ese horno y después de mucho tiempo lo transformamos en lo que ves hoy”, comenta Roberto. El lugar expone objetos de aquel entonces como decoración y desde el primer ladrillo que pusieron, lo hicieron pensando en un bodegón de amigos, con un perfil cultural y pequeños shows.
“Siempre quisimos esta construcción, que pudimos materializar tal cual la soñamos. Buscamos una por una las cosas: las columnas, las bovedillas, esos ladrillos del techo los hicieron a medida de un tamaño antiguo que ya no se usa; buscamos el piso antiguo de una casa que se demolió, y así, el estilo se lo dimos con objetos y cosas de antaño que teníamos”, nos cuenta su propietario. Además, hay juegos pintados con la técnica de fileteado porteño, que le da un toque más argento todavía.
Para combinar la vermutería tenemos riquísimas bruschetas y fiambres, pero nos cuenta su dueño que “la gente consume acá la vermutería con la pasta, las picadas con salame de la colonia, quesos especiales que combinan muy bien”, son los preferidos de sus clientes para los tragos de autor y la variedad de Campari. La Mundial además tiene su gin tonic tropical con frutas que sienta muy bien.
Apenas abrió, hace dos años, ofrecían sidra tirada de muy buena calidad, pero en un acuerdo comercial la dejaron de lado (por el momento). Hoy tienen cerveza tirada y la exclusividad en vermutería con Grupo Campari, que atrae a su clientela: “Estamos en un punto estratégico donde en un radio de 5 km circundan 14 countries y barrios cerrados del ABC 1 Cordobés, los cuales me animo a decir que son nuestro público en un 70%, y un 30% de Calera”, afirma Pontieri.
Este verano lo planean día a día, porque “el costo operativo para llevar un plato a la mesa es alto, y la pandemia nos frena, todos los días hay cambios. Creo que estamos aquí porque vivimos en un grado inconsciente, estamos de pie porque no tenemos mucha antigüedad y tenemos las ganas a flor de piel, pero si fuera por lo racional, creo que hubiéramos puesto llave” señalan los hermanos que durante la construcción de La Mundial sufrieron dos devaluaciones.
La incorporación del ex chef de Rancho Grande le dio un giro a la cocina con su impronta. A la hora de almorzar o cenar la carta es propia de un bodegón familiar, con pastas riquísimas, platos que te hacen acordar a los domingos en familia, clásicos, que los disfrutan todos. “Este lugar es nuestro segundo hogar, recibimos a los clientes como invitados, es como nuestro living. Para mí todas las horas del día son hermosas acá, además el paisaje autóctono nos acompaña 100%, y apuntamos a que se use mucho la galería y las mesas al aire libre; más ahora en pandemia”, dice encantado de su espacio Roberto.
Este verano, le pusieron la ficha a la cocina con leña, a las carnes al fuego, hacen costillar y cabrito al horno de barro a la vista a pedido. También, anhelan que sus clientes usen la aplicación que tienen para hacer sus pedidos, y tener a la brevedad la producción de pastas artesanales de La Mundial, para lo cual están proyectando en el bodegón un lugar especial para despachar las pastas caseras que sirven hoy en sus platos.
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