InfoNegocios: ¿Cuál es la incidencia de las mujeres en la economía del mundo y, particularmente, en la de países como Argentina y España?
Lidia Monzón: La presencia de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo sigue siendo desigual con respecto a la de los hombres, con una diferencia de 25 puntos porcentuales y solo un 47,1% de empleo femenino. En todo el mundo, las mujeres ganan menos que los hombres. En la mayoría de los países, las mujeres en promedio ganan solo entre el 60 y el 75% del salario de los hombres, y realizamos la mayoría de los trabajos familiares no remunerados; tenemos más probabilidades de trabajar en actividades de baja productividad. Nuestros ingresos podrían aumentar hasta en un 76% si se superara la brecha en la participación en el empleo y la brecha salarial entre mujeres y hombres.
Según uno de los últimos informes del Gobierno de Argentina, de su Ministerio de Economía, las mujeres argentinas son las que sufren los mayores niveles de desempleo y precarización laboral. Ganan hasta un 35,6% menos que los hombres, y son las mujeres quienes se enfrentan cada día con las tasas más altas de desocupación de toda la economía, con un 23%.
IN: ¿En España sucede lo mismo?
LM: El Artículo 14 de la constitución española nos recuerda que los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Pero con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la Agencia Tributaria, vemos que el salario medio de la mujer en España es de media un 20% inferior para las mujeres frente a los hombres.
Los años de trabajo en el pasado han quedado detenidos a raíz de la pandemia, donde muchas mujeres tuvieron que renunciar a su actividad laboral ante la imposibilidad de conciliar los ámbitos laboral y familiar.
Para combatir esta situación, los poderes públicos deben trabajar incansablemente en la concienciación y la sensibilización, pero no solamente de la sociedad, también de las empresas públicas y privadas que ya hoy deben incorporar estrategias para evitar la discriminación entre hombres y mujeres en el acceso y promoción laboral.
IN: ¿Puede cambiar el rumbo de la economía la participación de las mujeres en las economías de los países? ¿Por qué? ¿Desde qué perspectiva diferencial?
LM: Las mujeres representan poco más de la mitad de la población mundial pero su contribución a la actividad económica medida, al crecimiento y al bienestar está muy por debajo de su potencial, lo cual tiene serias consecuencias macroeconómicas.
A pesar de los significativos progresos logrados en las últimas décadas, en todo el mundo los mercados de trabajo siguen estando divididos por géneros y parece haberse estancado el avance hacia la igualdad de género.
Hay amplias evidencias de que, cuando las mujeres pueden desarrollar plenamente su potencial en el mercado de trabajo, los beneficios macroeconómicos son significativos, y se ha estimado que el PIB podría crecer más de un 27%, si la equiparación fuera total.
Una mayor participación laboral femenina también elevaría su nivel de ingresos y está comprobado que cuando las mujeres trabajan, sus hijas aumentan su nivel de formación, y las empresas podrán aprovechar mejor el nuevo talento disponible, lo cual redundaría en un mayor crecimiento de las economías.
IN: ¿Cómo puede “empujarse” esa mayor participación?
LM: El índice Nasdaq, que agrupa a más 3.000 empresas tecnológicas líderes, quiere exigir a las compañías cotizadas la presencia de al menos una mujer en sus consejos. En España no se “exige”, solo se recomienda, y se basa en los diferentes estudios que demuestran que una mayor diversidad de género en los consejos fomenta un mejor gobierno corporativo, al ampliar las perspectivas y reducir la proporción de transacciones financieras de alto riesgo, que normalmente realizan los hombres.
En definitiva, la presencia de hombres y mujeres en base a su talento y méritos, es la clave para que haya innovación, esencial en un momento económico lleno de turbulencias y de desconocimiento del futuro.
Contar con puntos de vista diferentes nos aporta una visión holística para encontrar soluciones, que hoy son más necesarias que nunca.
IN: Ud. es una de las mujeres más influyentes de España y de las más conocedoras en la materia: ¿los inversores españoles están atentos a lo que sucede en el mundo empresarial argentino? ¿Cómo? ¿De qué manera?
LM: Para las que amamos el continente americano, Argentina siempre ha sido un mercado para la inversión española, pero las compañías que son miedosas por naturaleza, analizan la evolución de la economía argentina, y muy especialmente del conjunto de la sociedad.
En los últimos años la aguda crisis que se está viviendo en Argentina, donde la caída del PIB es constante, las exportaciones e inversiones españolas han seguido el mismo camino, reduciéndose año tras año, hasta alcanzar cifras que no se conocían desde 1996.
Con unos datos de inversión en el pasado, superiores a los 500 millones de euros, en 2020 se han reducido en un 80%, alcanzando poco más de 105 millones de euros, centrados en telecomunicaciones, algunos servicios financieros, metalurgia, industria automovilística y algo en el sector energético, las empresas y los inversores españoles confían en políticas activas que puedan detener la devaluación del peso, y dar seguridad a sus proyectos empresariales.
IN: ¿Cómo se construye la economía del mañana?
LM: El mundo avanza a tal velocidad que la economía del mañana, para muchos es su día a día. La cuarta revolución industrial y la economía digital, donde las nuevas tecnologías y los servicios a las personas, con especial atención a los mayores, serán motores de crecimiento.
La digitalización, alineada con un escrupuloso respeto por el medio ambiente, y donde las empresas con impacto social serán las elegidas por las nuevas generaciones a la hora de comprar o incluso trabajar en ellas, también marcarán la economía del futuro.
Ya a principios del 1.800 se investigaba el rol de la selección natural sobre el proceso de la evolución biológica, era el investigador Charles Darwin, pero hoy son los comités de dirección, los que han de entender que el uso adecuado de herramientas como el big data y su capacidad para exprimir el jugo a cantidades masivas de información, el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial o el machine learning, el talento de los equipos, la humanización de las empresas, marcarán la diferencia entre supervivencia o extinción.
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