La vuelta de Lanata con PpT y Boca - Colón por FtP (horrible partido) no sumaron mucho más de 33 puntos. Más algunos puntitos sueltos por ahí, la TV abierta muestra que sigue su sangría de audiencia. Y así viene sucediendo aún desde el comienzo de clases, una fecha donde los programadores estiman que se “normaliza” la audiencia después de las vacaciones.
Excepto que el regreso de Marcelo Tinelli insufle un shock de espectadores a la pantalla chica, todo hace suponer que la televisión abierta argentina se estacionó un escalón más abajo, tupacamarizada por las opciones como cable, Internet, Netflix y las propias páginas de los canales que permiten ver online y a cualquier hora la novela de la noche (sin pasar por el contador de rating de Ibope, claro).
La cosa no va mejor para los diarios: la estadística oficial de febrero muestra en la provincia de Córdoba una caída del 14% en la venta de ejemplares, otro paso más hacia abajo en el camino descendente del papel impreso.
Sin duda los movimientos de audiencias (sin prisas pero sin pausas) se reflejará también en las inversiones publicitarias, convergiendo el sistema hacia un nuevo equilibrio. En el medio, muchos se preguntan cómo se financiarán las series de ficción en Argentina que hoy se mantienen por los gruesos presupuestos publicitarios que cada vez reciben menos impactos reales por más presupuesto invertido. Y en la misma línea, quién generaría contenidos periodísticos de calidad en Internet si los periódicos tradicionales no subvencionaran con sus ingresos por ediciones en papel las crecientes plantillas de periodistas abocados a la web, Facebook y Twitter de esos medios.
Los medios en la bajadita: cae 15% la venta de diarios y otro tanto el encendido de TV abierta
En el prime time no hay más 50 puntos divididos entre los tres canales. La venta de diarios retrocede otro 15% (y van…) en el último año de acuerdo a los datos del Instituto Verificador de Circulaciones (IVC). Los medios tradicionales pierden audiencia, los auspiciantes tiran dinero y vuelve a aparecer la gran pregunta: ¿cómo se generarán contenidos de calidad si se desfinancian los “tanques”?
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