Muchos restos y bares son ahora el jamón del sandwich.

Por abajo viene el creciente valor de los terrenos para su potencial uso en edificios; por arriba el costo de los alquileres que no ha dejado de subir en los últimos año. Y en el medio muchos restaurantes que tienen que cerrar sus puertas apretados por esa pinza. ¿Ejemplos? Varios, nos dicen desde el sector: empezando por el viejo Novecento de Poeta Lugones 212, Doña Anastasia en Bv. San Juan, el bar Dublin en Chacabuco y San Lorenzo, Reina Alba en Obispo Trejo y Larrañaga, el Infiernito en Independencia y Rondaeu y hasta el premiado Ajo Blanco, en la baja Roque Sáenz Peña. ¿Vos te acordás de alguno más que haya cerrado para dar paso a un edificio? Contalo en Comentar. 

Alfa Pampa: fabrica más de un millón de alfajores por mes y quiere seguir creciendo (facturación proyectada: $ 4.000 millones en 2026)

En un país donde el alfajor es mucho más que “un producto”, lograr diferenciarse parece una tarea titánica. Sin embargo, desde una planta bonaerense y sin grandes campañas de marketing, Alfa Pampa consiguió construir una marca con alcance nacional, presencia internacional y una premisa clara: competir en calidad sin entrar en la carrera del alfajor más barato.