“La pandemia hizo que muchas personas empiecen a explorar opciones para cuidar su cabello. El estar en casa llevó a que investiguen y prueben los diferentes métodos”, explica Yohana Marín, fundadora de Enruladas.
A partir de una cuenta de Instagram con más de 15.000 seguidores, Yohana Marín empezó a mostrar sus rutinas de lavado y cuidado capilar, demostrando y asesorando a personas de todas las edades y géneros.
“Viví en Brasil y probé todo tipo de productos, conozco todo lo que vendo porque lo probé en mi propio pelo”, cuenta. Hoy tiene el primer salón exclusivo de productos aptos en todo el país. Donde además de brindar asesoramiento personalizado, se comercializan todos los productos importados y nacionales para seguir estos métodos que ya son una tendencia internacional.
Ahora bien, ¿qué es Cowash y qué es Low Poo?
“Cowash es un método de lavado con dos acondicionadores aptos y que se complementa con un cronograma de mascarillas capilares según el tipo de porosidad del cabello que puede ser baja, media o alta”, explica. “El low poo es más similar al método tradicional (shampoo y acondicionador) pero se aplica un shampoo bajo en sulfatos, sin parabenos y sin silicona”, agrega.
Sulfatos, parabenos, parafina, silicona. Si leemos las etiquetas y los ingredientes de los productos capilares nos encontramos con un montón de componentes que tienen un muy pequeño porcentaje de ese aceite de coco que figura en el envase. “La mayoría de las opciones tradicionales son como maquillaje para el pelo”, explica Yohana y añade: “Por eso es importante conocer qué tipo de cuero cabelludo, qué tipo de porosidad, qué necesita nuestro pelo. Si vas a una peluquería o a un local de estética capilar, vas a decir que tenés el pelo seco y te van a dar un producto pero quizás no es eso lo que realmente necesitás”.
Además del local y la venta al público, Yohana cuenta que realiza envíos a todo el país y ventas al por mayor. Muchas personas revenden los productos y asesoran a su vez en la llamada “transición al método”.
Conocer el idioma que habla tu pelo: el asesoramiento
No es un salón de belleza, pero tampoco es una peluquería. En pleno centro de la ciudad, Sarmiento 264, un pequeño local llama la atención de quien pasa. Un montón de opciones en cremas, geles, shampoos y mascarillas. El asesoramiento es breve y definitivo. Las preguntas varían desde si te pica el cuero cabelludo a qué productos estás usando y cuánto tiempo los dejás actuar. Yohana escucha y luego, toca. Tocar el cabello le permite conocer el nivel de daño y definir la porosidad. A partir de eso, comienza a ofrecer opciones de productos específicos con las instrucciones de cómo usarlos.
“Muchas personas destinan mucho dinero en productos tradicionales y cuando llegan acá quizás se llevan algo de $ 600 para empezar a probar o hasta $ 10.000 por un tratamiento que les durará unos 6 meses”, detalla. “Realizamos un seguimiento personalizado. Es parte del servicio”, aclara.
El local está abierto de lunes a viernes de 9 a 18 hs y no para de recibir curiosos que pasan por la calle o personas que ya conocen el método y tienen definido qué quieren llevar. La venta es totalmente personalizada y se nota.
“Si usás Fructis, Pantene o Dove, lo que no tiene sulfatos tiene silicona. Es como una capa de maquillaje o como ir a la peluquería. Acá, podés confiar en los productos y revisar uno a uno los ingredientes. Ahora que cada vez somos más conscientes de la alimentación, la ropa que consumimos y los residuos que generamos, es hora de tener una relación más consciente con los productos que ponemos en nuestro pelo”, analiza Yohana.
“Cualquier shampoo no es para cualquiera. Por eso el asesoramiento es clave porque cuando llega la persona, en general, no conoce su pelo. Hay que escucharla, explicar para qué sirve cada producto, hacer un seguimiento para que pueda seguirlo en su casa y tener en cuenta el tiempo que dispone la persona para dedicarle a esto”, agrega.
Además de las cremas y productos capilares, en Enruladas se pueden conseguir fundas de satén, gorras de baño, cepillos para rulos, turbantes de algodón, entre otros productos complementarios.
La experiencia es gratificante, el pelo cambia en un primer lavado. Se trata de autoconocimiento y, sobre todo, de disfrute.
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