Quien conoce la Ciudad de Córdoba y valora el trabajo artesanal, entiende que la Feria Paseo de las Artes es una suerte de parada obligada cada fin de semana. La noche de barrio Güemes alberga a artesanos y artistas de todo tipo, encargados de reflejar talento y dedicación en cada pieza que ofrecen. Sin embargo, los tiempos de COVID-19 obligaron al colectivo artesanal a rearmar piezas para seguir en pie: nueva modalidad de venta, agrupación, ayuda estatal y elaboración de protocolos a cumplir.
Romina Primo, integrante de la Comisión de Trabajo de la Coordinación General de la Feria Paseo de las Artes, explica que son tres los diagnósticos al interior de los feriantes: “Nuestro grupo es muy heterogéneo: hay compañeros que necesitan con urgencia alimentos; otros que tienen esa necesidad garantizada pero no poseen el dinero para producir y, por último, están quienes tienen garantizado el alimento y la capacidad de producción, pero no disponen de puntos de venta”.
En cuanto a cifras, Primo detalla que la Feria Paseo de las Artes aglutina a 150 artesanos habilitados, sin contar los feriantes visitantes que se presentaban cada fin de semana. Asimismo, comenta que se calcula que 500 personas en la ciudad y unas 2.000 en la provincia viven del arte y la cultura. A nivel país serían entre 10.000 y 12.000.
De los paños a la venta online
Con el inicio de la pandemia, los feriantes debieron reorganizar su canal de venta y adaptarlo a las circunstancias.
“Tenemos una fanpage de Facebook, que posee más de 51.000 me gusta. Y nos dimos cuenta que teníamos una herramienta muy importante para aprovechar, que quizás estábamos desperdiciando. Hicimos un trabajo muy personalizado con los artesanos que estuvieron en condiciones de enviar sus datos, fotos, contactos, y con capacidad de vincularlos con sus redes personales. Durante la pandemia estamos haciendo publicaciones donde se colocan tres fotos de tres artesanos. Se hace día de por medio, por una cuestión de cómo es el funcionamiento de las redes, para no saturar”, explica Primo.
En cuanto al resultado de las ventas, fueron variados: “Ha habido compañeros que han vendido sus piezas a partir del seguimiento de las publicaciones, con alta capacidad de respuesta. Tenemos a una compañera que ha vendido más de 40 productos, es el mejor ejemplo para dar porque tuvo buenas fotos, buenos datos, buen seguimiento de las publicaciones, ha sabido vender por internet, pero son casos puntuales”. En este sentido, Primo explica que, dada la heterogeneidad de feriantes, no todos los trabajadores poseen teléfonos adecuados, redes de wifi, o el conocimiento para realizar una foto que sea “limpia” y realce la obra a vender.
Unión y ayuda estatal
A partir de las dificultades al interior del sector, los trabajadores se unieron para tener más fuerza como colectivo a la hora de visibilizar sus reclamos. “Nos organizamos con otras ferias del barrio Güemes, donde no todas son artesanales como las ferias de manjares y dulzuras, antigüedades, artes plásticas, libros, entre otras. Nos juntamos las 10 ferias de la zona para un mayor ordenamiento y que haya un interlocutor general para todas”, explica, y agrega: “A su vez, luego de que se declaró la pandemia nos unimos a un colectivo más amplio, al Frente de Trabajadores de la Cultura, que aglutina no solo al sector artesanal, sino también al escénico, audiovisual, cine, música, comunitario”. A partir de esta fusión, desde el Municipio y la Provincia se ayudó a los trabajadores con módulos de alimentos, y se estima continuar en esa línea.
Asimismo, desde la Agencia Córdoba Cultura se ofreció asesoramiento, tanto en cuanto a la regularización de las personerías jurídicas (para un eventual fomento a la producción artesanal), como a la posibilidad de presentar proyectos para generar una plataforma de venta online. Además, se comprometieron a articular la entrega de los módulos alimentarios con los distintos municipios, ya que muchos trabajadores son del interior de la provincia.
Por otra parte, Primo detalló que muchos trabajadores fueron beneficiados con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) por parte del gobierno nacional. “Somos un sector altamente informal, lo que nos pone en una situación vulnerable ante cualquier crisis que se presente”, sostiene.
Por último, Primo comenta que se generó una campaña solidaria para la compra y distribución de alimentos. “Nos unimos a una asociación Alma Zenna, un espacio de teatro y biblioteca de barrio Las Palmas, para tejer una red de contención ciudadana y acompañar a nuestro sector, priorizando aquellos con más urgencia de alimentos y teniendo en cuenta, además, a aquellos que viven por fuera de la ciudad”, comenta. Quienes quieran colaborar, pueden realizar sus aportes a través del CBU 2850 3224 4001 7014 4550 96.
Nueva normalidad
Pese a que no hay fecha de retorno, los trabajadores presentaron un protocolo para el momento de reapertura. “Esta nueva coyuntura nos obligará a ser puntillosos en términos de sanidad, diagramación del espacio, organización de puestos y se precisará, además contar con aporte estatal en términos de vallado, servidores urbanos, cartelería y voluntarios del COE que tomen la temperatura a trabajadores y visitantes”, adelanta la artesana.
Si bien Primo explica que es difícil marcar ciertos límites al interior del rubro artesanal, “porque a la pieza hay que levantarla, tocarla, girarla y probarla”, se establecerá un protocolo muy cuidado para generar confianza en el público. “Nuestra feria tiene que ser modelo. Para eso buscaremos adaptarnos y reinventarnos en la nueva normalidad. Cuando esté todo dado, transmitiremos seguridad para que el público regrese”, concluye.
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