En “El Método” (The Game: Penetrating the Secret Society of Pickup Artists – año 2005), Neil Strauss, autor del best-seller, relata experiencias propias y de los desopilantes adscriptos a La Sociedad de la Seducción (Mystery, Herbal, Papa, Playboy, etc) y de cómo operó la transformación de simple energúmeno a maestro del levante, perfeccionando técnicas, trucos, lenguaje y por sobre todo una imagen muy particular: “Según la teoría del pavoneo, para atraer a la hembra más deseable es necesario destacar entre los demás. Según Mystery, en el caso de los humanos, el equivalente a las vistosas plumas de la cola abierta de un pavo son una camisa con brillo, un sombrero llamativo y joyas que reluzcan en la oscuridad…”
La opción de seguir el consejo de los gurúes de la seducción es válida si de llamar la atención se trata, pero para aquellos que no deseamos ser confundidos por la calle con Daddy Yankee o Derek Zoolander (Zoolander – año 2001) es que en esta edición te copio dos normas básicas para seleccionar correctamente los colores que harán resaltar tu parte más expuesta a las miradas del público: el rostro... destacarlo como si fuera una foto y tu vestimenta el marco. Ese es el desafío.
La primera regla a tener en cuenta es la repercusión que el contraste entre los colores de nuestra ropa (corbata, camisa y traje, por ejemplo) puede tener con nuestro rostro. El contraste entre las tres prendas debería ser de la misma intensidad que el contraste entre nuestra tez, ojos y el color de cabello.
La segunda indica que debemos intentar transmitir la tonalidad de nuestra piel y cabello a nuestra ropa.
Siguiendo la secuencia de fotos podrás observar ejemplos que ilustran lo que estamos examinando, y recuerda: el color que luces jamás debe notarse antes que tu cara, de ser así, lo que estás usando no es armónico con tus características de ojos, piel y cabello.
¡Salud!, y nos leemos el próximo lunes...
Todo pa levantar minas…
(Por Flavio Olivier) “Todo lo que hacen los hombres en la vida es pa´ levantarse minas” fue la máxima que Caloi popularizó a través del filósofo arrabalero Alexis Dolínades (alter ego de Alejandro Dolina, claro) cuando interactuaba con Clemente en las tiras de Clarín… El axioma tendría que completarse con: “… y pa’ poder contársela frente los amigos” (je).
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