Solo 77 días de vida tuvo la filial argentina de la productora canadiense de cannabis Canopy Growth, desde su presentación en sociedad hasta la oficialización del fin de la oficina local. La salida de su fundador, Bruce Linton, en julio pasado, provocó un cambio en la estrategia global que derivó en la decisión de recortar presupuesto y reducir la plantilla en los países cuya regulación esté menos avanzada.
El 20 de agosto de este año, Canopy realizó su lanzamiento oficial con el anuncio de un acuerdo de cooperación con la UBA para llevar adelante programas de educación en cannabis medicinal. Al frente de la operación local se encontraba el ex Accenture, Marcelo Duerto, quien comenzó a trabajar en el desembarco de la compañía en el país desde comienzos de 2019. En Argentina llegó a través de su división Spectrum Therapeutics dedicada al negocio del cannabis medicinal.
Sin embargo, el inicio del fin de la filial argentina comenzó a cocinarse poco antes de su presentación oficial. Constellation Brands, holding dueño de la marca de cerveza Corona, asumió el control de las riendas de la empresa luego de acordar la salida de Linton, fundador y co-CEO de la firma junto a Mark Zekulin, actual CEO en solitario.
“Cambiaron la estrategia. De la idea de Linton de posicionarse en países donde hubiera regulación para trabajar en educación e información pasaron el foco a la búsqueda de resultados en el corto plazo”, apunta una fuente cercana a la empresa.
Constellation Brands ingresó a Canopy en octubre de 2017 con una inversión de 245 millones de dólares canadienses (u$s 184 millones, según la cotización actual) por la que se quedó con un 9,9% de participación accionaria. Un año después, amplió su share al 38% con un desembolso de u$s 4000 millones, además de una opción para quedarse con más de la mitad del paquete accionario hasta 2021.
Las asperezas entre Linton, quien fundó Canopy en 2013, y Constellation Brands comenzaron, justamente, por la falta de números positivos en los balances de Canopy. Según el reporte del primer semestre del año fiscal 2020, la compañía tuvo una pérdida neta de 1655 millones de dólares canadienses (u$s 1241 millones), casi cuatro veces más que en el mismo período del año anterior. En su balance del último trimestre, el holding estadounidense informó que la inversión en la firma oriunda de Smith Falls, Canadá, le significó una pérdida de u$s 484 millones.
Tras la salida del fundador, oficializada el 3 de julio, comenzó el recorte en el presupuesto de los países de la región, entre ellos la Argentina.
La oficina local estaba compuesta por el CEO, un director médico y una CFO. “Fue abrupto”, menciona alguien cercano a la operación. Detallan que, incluso, estaban cerca de cerrar un acuerdo con una farmacéutica para empezar a trabajar de manera conjunta. La idea de la subsidiaria argentina era tener un equipo de 10 personas trabajando para fin de este año, pero todos fueron desvinculados, de manera oficial, el 5 de noviembre.
En total fueron 14 los empleados despedidos en América latina, un 15% de la plantilla. “Esta decisión fue tomada en base a una revisión de nuestras operaciones regionales y de nuestro personal con el fin de priorizar los mercados cuyas regulaciones están avanzando más rápido”, afirmó Liliana Morales, manager de comunicación de Canopy, ante la consulta de este medio.
Chile y Brasil fueron otras de las filiales que sufrieron el recorte. En tanto, México y Perú pasaran a ser el foco de comercialización a nivel regional, mientras que Colombia, donde tienen cuentan con una licencia de elaboración, quedará como el hub de producción.
“Nuestras operaciones serán dirigidas por el equipo regional que ha estado coordinando las operaciones en toda la región desde la creación de Canopy LATAM en 2018. Continuaremos siendo activos en Argentina apoyando la educación para reducir el estigma en torno al cannabis medicinal a través de nuestro acuerdo educativo con UBATEC, que continúa”, agregó Morales.
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