La inflación de junio, que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) difundirá hoy, quedaría por debajo de 2% nuevamente, estimaron analistas privados, ante al endurecimiento de la cuarentena, la profundización de la recesión y la ausencia de incrementos de precios regulados y salarios, que funcionan como "anclas".
Las consultoras que realizan sus mediciones privadas destacaron que sus índices de precios el mes pasado terminaron en línea con el 1,5% registrado tanto en abril como en mayo por el Indec: Ecolatina y OJF (Ferreres), que miden la variación en Gran Buenos Aires, estimaron un 1,8% y un 1,6%, respectivamente; mientras para Seido fue de 1,9% y para FIEL, de 1,3% (sólo mide CABA).
De concretarse alguna de estas cifras, junio sería el tercer mes consecutivo con una inflación menor a 2%, fenómeno que no ocurre desde noviembre de 2017, cuando se acumularon siete variaciones al hilo menores a 2%.
No obstante, en esta ocasión el comportamiento está explicado principalmente por el derrumbe de la actividad económica producto de la cuarentena y muchos sectores directamente paralizados y sin precios.
El dato de FIEL, que mide la inflación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mostró un incremento de 1,3%, al mismo nivel de los meses anteriores, con una variación interanual de 40%. De esta manera, es el tercer mes consecutivo en que la medición privada da un incremento de 1,3% y marcó la menor diferencia interanual desde septiembre de 2018, cuando fue de 39,1%.
No obstante, el informe destacó que en esta ocasión la medición núcleo registró un alza significativamente superior, de 2,1% (45,8% interanual), en contraste con el 1,2% que se observó tanto en abril como en mayo.
Por rubros, las mayores subas las tuvieron Equipamiento y mantenimiento del hogar (4,6%) y recreación y cultura (3,3%), mientras Alimentos y bebidas no alcohólicas avanzó apenas 0,6%. Bebidas alcohólicas y tabaco retrocedió 2,1%, aunque venía de aumentar un 7,5% en mayo, según el índice de FIEL.
El índice de precios de la consultora Orlando J. Ferreres marcó una suba de 1,6% en junio en el nivel general, lo que significa una suba interanual de 43,8%, y una variación de la medición núcleo de 1,9%, que respecto al mismo mes de 2019 representa un avance de 44,1%.
El relevamiento, que sigue diariamente la evolución de 15.000 precios de bienes y servicios en el Gran Buenos Aires, marcó que el rubro de Alimentos y bebidas mostró un aumento acotado, de 0,9%; mientras los mayores incrementos se observaron en indumentaria (6,5%), equipamiento y funcionamiento del hogar (5,2%) y esparcimiento (2,5%). En tanto, bienes y servicios regulados aumentaron 0,3% y los estacionales, un 3,4%.
Fuentes del Banco Central indicaron que el dato de junio está en línea con lo observado los dos meses anteriores, en los que el IPC marcó un alza de 1,5%. "La expansión de la liquidez se está administrando con los instrumentos de regulación monetaria y hay una acotada volatilidad cambiaria en el marco de la flotación administrada", señalaron a El Cronista.
Desde la autoridad monetaria remarcaron que la devaluación del tipo de cambio oficial se aceleró en abril, especialmente, y en mayo, pero "sin impacto" en alimentos y bebidas, debido a "las políticas activas del Gobierno en materia de precios de referencia y precios máximos".
Respecto a julio, la evolución de la inflación todavía es incierta.
Luciano Cohan, de Seido, señala que se observa una variación "muy baja", a tal punto que apunta a ser la más acotada de todo el año. "Este fenómeno está explicado por el marco recesivo general, y el anclaje de los precios regulados", explicó a este medio.
En tanto, Matías Rajnerman, de Ecolatina, destacó una aceleración en los precios en la segunda quincena de junio, que pudo haberse prolongado en las primeras semanas de julio. Como la consultora mide los precios en el Gran Buenos Aires, que generalmente es bastante representativo, podría haber una divergencia con respecto al resto del país que no está en etapa de aislamiento y tiene una economía más flexibilizada.
Para los meses siguientes, Rajnerman destacó que la clave de la evolución inflacionaria pasará por el comportamiento de la variación del dólar, dado que el nivel de salarios y las tarifas de los servicios públicos se mantendrán congelados y funcionarán como "anclas".
En ese sentido, el economista planteó dos escenarios. Uno donde la inflación anual puede estar por encima del 45% si tras la salida de la cuarentena existe un incremento fuerte de la demanda de divisas, y otro, en el que una devaluación gradual levemente superior a la inflación de estos meses deje al IPC anual en la zona del 40%.
"El dólar puede ser el motor inflacionario, si la demanda de divisas le tuerce la mano al BCRA y lo obliga a depreciar el peso o a endurecer el cepo y mandar algunas importaciones a los tipos de cambio paralelos, vemos una aceleración inflacionaria importante y el año podría terminar por encima del 45%", señaló Rajnerman, en contraste con el 13% que podría terminar el primer semestre signado por la cuarentena y la consiguiente parálisis de la actividad.
Y agregó: "El otro escenario es que el BCRA siga con esta lógica de subas pequeñas del tipo de cambio, de 2,5% mensual promedio, que no alcance para disparar la inflación. En ese escenario la suba de la inflación sería bastante más baja en la zona del 40%."
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