La remanida metáfora entre la foto y la película en relación a las variables económicas tendrá este mes una confirmación práctica cada vez que se conozcan datos oficiales. Es el caso de la actividad de la construcción y de la industria.
El Índice de Producción Industrial o (IPI) manufacturero, que elabora el Indec y se difundió ayer, cerró en julio con una caída del 1,9% en comparación al mismo mes del año anterior. Pero registró una mejora del 3% en relación a junio, siendo el quinto mes con datos positivos en los primeros siete meses de 2019.
Se mantiene así en ese mes la relativa mejora o reducción de la caída, según se quiera ver, que tenía desde el segundo trimestre.
En julio hubo avances en refinación de petróleo (4,7%), alimentos y bebidas (4,2%), productos textil (1,7%) y maquinaria y equipos (0,7%), pero caídas muy profundas en la industria automotriz (26,1%), equipos de transporte (16,7%) y productos de metal (7,7%).
Pero hay también una película que no puede soslayarse. La producción industrial acumula ya 15 meses consecutivos de contracción y una baja del 8,4% en los primeros desde enero pasado. Pero hay un dato más que permite vislumbrado un fuerte deterioro de los indicadores a partir de agosto.
Tras la devaluación post PASO, superior al 25%, las proyecciones para agosto y en especial a partir de septiembre presagian una aceleración de la inflación, mayor contracción del consumo, y caída de la producción en todos los sectores.
En cuanto al Índice Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) se contrajo 1,7% en julio en relación al año anterior, y acumula un retroceso de 8,3%, pero tuvo un avance del 3,3% frente a junio, un fenómeno similar al de la producción industrial en su conjunto.
"Éramos tan felices en julio", señaló Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina, apelando al humor. Pero indicó que a partir de las PASO del 11 de agosto, todo cambió. "El golpe fue tan duro en agosto que primero reaccionó el tipo de cambio, luego se aceleró la inflación y también cayó el consumo".
Consultado sobre qué puede esperarse a partir de ahora, Sigaut Gravina fue tajante: "El impacto en la industria se sentirá sobre todo en septiembre y lamentablemente, en todos los sectores". La clave para lo que resta del año es "ver cuándo se toca el piso, pero esto también depende de que la oposición acompañe y que el Gobierno no tome medidas erróneas".
Por su parte, Pablo Dragún, coordinador del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (UIA), consideró que el gran problema es que tras la devaluación "el que está vendiendo no sabe si gana plata o no", porque "no saben cuál es el valor de reposición". Además, el tema del financiamiento empeoró una situación que ya venía complicada.
"Hoy hay que ver qué instrumentos de manejo de la liquidez pueden tener las empresas para la producción", señaló Dragún, pero con el "consecuente salto inflacionario tras la devaluación" y la caído del consumo, el panorama no es muy alentador, al menos para lo que resta del año.
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