La industria automotriz produjo 22.643 vehículos en enero, una caída del 16,7% contra los volúmenes del mismo mes de 2023, informó la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa). Es el peor arranque del año desde 2022 (18.651 unidades) y se produjo en un momento en el que al menos tres automotrices -General Motors, Volkswagen y el complejo de Renault y Nissan en Córdoba- definieron que retomarán sus actividades recién en marzo por la falta de insumos.
Ya desde fines de noviembre, las terminales enfrentan este problema. Algunas, como Ford, decidieron adelantar para diciembre sus vacaciones de invierno -es decir, las correspondientes a julio próximo-, en tanto que otras, directamente, entraron al receso estival de enero y optaron por prolongarlo.
Estos últimos fueron los casos de GM -que ya había estado parada tres de las cuatro semanas de octubre-, Renault, Nissan -la planta de Santa Isabel produce las pick-ups de ambas (Alaskan y Frontier)- y Volkswagen. Para todas, la fecha de reinicio era hace una semana (29 de enero).
GM extendió el parate dos semanas y, este lunes, informó que retomará recién el 4 de marzo la producción de la planta de General Alvear, Santa Fe, donde desde diciembre hace sólo la Tracker, tras la discontinuación del Cruze. Por su parte, Volkswagen acordó con el sindicato de mecánicos, Smata, un mix entre vacaciones y suspensiones -durante las cuales los empleados cobrarán el 75% de sus salarios- en el complejo de General Pacheco, que hace la pick-up Amarok y el SUV Taos.
En tanto, Nissan y Renault aún no tienen fecha definida para reiniciar la actividad. "Estamos trabajando con todos los actores de la cadena de valor para comenzar lo antes posible", explicaron fuentes de la japonesa.
Por lo pronto, los niveles de actividad de enero se sostuvieron, principalmente, por las exportaciones. Las automotrices enviaron 15.302 vehículos al exterior, un 34,7% más que en el primer mes de 2023, resaltó Adefa. Brasil, con 11.217 unidades, fue el principal mercado. Representó el 73,3% de los despachos.
En tanto, las ventas mayoristas -es decir, de automotrices a concesionarias- ascendieron a 15.942 unidades, un 36,4% menos que en diciembre y un retroceso anual del 27,9%. En esa baja, influyó la demora del Gobierno por actualizar el mínimo imponible del impuesto interno, que provocó que, durante prácticamente tres semanas, no hubiese operaciones por la falta de precios de referencia en toda la industria. Esto también se vio, de hecho, en los patentamientos: en enero, estacionalmente el periodo más fuerte de ventas al público, el mercado registró su marca más baja para el mes desde 2004: 33.727 unidades.
"Producto del receso estival de la mayoría de las terminales, que se extendió desde mediados de diciembre hasta mitad de enero, sumado a temas de estacionalidad y coyuntura, el sector inició el año con los principales índices a la baja, a excepción de las exportaciones, que, producto de la mejora de los envíos a Brasil (+131,04%), alcanzaron una participación sobre la producción del 67,6%, reafirmando el perfil exportador de la industria", declaró Martín Zuppi, presidente de Adefa.
El ejecutivo, presidente de Fiat, Dodge y RAM en Stellantis, aclaró que el sector espera a los datos del primer trimestre para tener una primera proyección del año. "Las medidas que se implementaron hasta el momento, tales como las alternativas para hacer frente a la deuda comercial (Bopreal), el cronograma de flujo de pagos al exterior para nuevas importaciones, la exclusión de las importaciones temporales del impuesto PAIS y la modificación del impuesto interno, entre otras, son señales que alientan a continuar trabajando en conjunto en pos de una agenda de corto y largo plazo, enfocada en mejorar el nivel de actividad de manera sustentable en el tiempo", agregó.
La industria automotriz cerró 2023 con 610.715 unidades producidas, un crecimiento del 13,7% contra 2022 y su mejor nivel en nueve años, apenas por debajo de las 617.329 de 2014. Su objetivo para 2024 es mantener los volúmenes. Todo un desafío. Si bien se basa en un incremento de las exportaciones, sentirá el impacto de la caída del mercado interno, donde, por el cepo, los vehículos de producción nacional habían llegado a una participación del 67%, la más alta desde 1995.
Los autos cotizan a dólar oficial. La devaluación de diciembre, que llevó el tipo de cambio formal de $ 375 a $ 800, implicó que, cuando las automotrices ajustaran sus listas, prácticamente todos los autos habrían estado alcanzados por el impuesto interno, del 20% sobre precio mayorista (40%, aproximadamente, sobre el de venta). Esto habría hecho que la mayoría de los modelos -en especial, los de más ventas, como Fiat Cronos y Peugeot 208- se encarecieran más de 150 por ciento.
Por eso, las automotrices le pidieron al Gobierno que subiera el piso del tributo. Sin embargo, eso recién ocurrió a fines de enero, cuando ya habían transcurrido tres semanas con el mercado virtualmente paralizado.
La otra gran duda sobre el nivel de actividad para este año es la capacidad de las terminales de recomponer sus flujos de insumos. El sector, junto con autopartistas, consolida una deuda comercial de u$s 7000 millones en el exterior. Sólo una terminal, Toyota, había suscripto el Bopreal, el bono con el que el Gobierno propuso cancelar esos pasivos. En los últimos días, se sumaron Volkswagen y Stellantis.
Por lo pronto, antes de conocer el número de enero, los concesionarios pronosticaban un mercado de 340.000 unidades, y a la baja. En 2004, por tomar el año con un enero comparable, fueron 288.527 ventas al público. El tamaño que tendrá el mercado interno también será parámetro para reajustar producción. De hecho, más de un CEO volvió a considerar en sus posibles escenarios los recortes de turnos de producción.
Tu opinión enriquece este artículo: