Si bien representa una buena noticia que baje el costo financiero total de pagar en hasta seis cuotas, la mala noticia es que todavía sigue siendo muy alto, y para nada conveniente, al descender de un CFT del 158% a uno del 133% anual. En dos cuotas el costo financiero bajó del 155 al 130%, mientras en tres pagos la disminución fue del 155 al 131%.
Sin embargo, subieron al compás del alza de tasas a partir de las siete cuotas, aunque en forma mínima, del 156 al 157%, en doce cuotas del 160 al 161%, en 18 cuotas del 168 al 169%, y en 24 cuotas del 174 al 175%. Lo más conveniente, por lejos, es comprar de jueves a domingos, con los planes del Gobierno, ya que el Ahora 3 tiene un CFT del 38%, el Ahora 6 del 41%, el Ahora 12 del 44% y el Ahora 18 del 45%.
"Lo que está sucediendo es que el consumidor no está convalidando el costo financiero de las cuotas, priorizando el costo total por lo que elige plazos bien cortos", advierte el directivo de una de las grandes cadenas comerciales. El presidente de otro de los grandes players del retail lo confirma: "La gente paga más en efectivo, un pago con tarjeta o débito". Otro jugador importante de la industria de electro revela que "cae mucho la venta en general. El año pasado cerró con meses de caída del 40% comparadas con 2017".
Ante este panorama, los bancos saben que la mora está creciendo, entonces algunos están ajustando los pagos mínimos. "La gente que empieza a 'revolear' (por hacer 'revolving', que es como se llama en la jerga a pagar el mínimo) posiblemente caiga en mora, entonces subimos el pago mínimo para forzarlo a pagar más y achicar la deuda, de modo de reducir el impacto de una posible mora. Claro que esto hace caer el consumo, porque hoy la gente está usando la tarjeta para poder pagar la comida en el supermercado", revela un banquero.
En la actualidad, con las altas tasas vigentes y la restricción a nuevos créditos que existe en el mercado, los bancos quieren evitar que por un uso excesivo de la tarjeta el saldo se convierta en incobrable. Por eso cortan de raíz la posibilidad de seguir usándola si no se tiene capacidad de realizar el pago mínimo. La situación actual es producto de la cautela que tienen los bancos respecto al aumento en la morosidad de sus carteras. Aquellos bancos que tiene también vinculados negocios de crédito al consumo les ha impactado aún mas la crisis.
Hoy la gente no quiere convalidar las tasas con interés que cobran las tarjetas, entonces se hacen muchas operaciones en un pago, mientras las transacciones con débito van incrementándose: "En tanto, las cuotas sin interés que se ve es solamente en productos seleccionados, que no suelen superar los 15 ítems, pero la gente no quiere las cuotas con interés", describe el presidente de una de las grandes cadenas de retail. "Baja el volumen de cuotas, sobre todo las que son con interés", revela el directivo de una de las tarjetas líderes.
"En el caso de la línea blanca, es clave la financiación sin interés. La gente no está comprando y no se mueve volumen", confiesa el directivo de una otra de las compañías de electro que lidera el ranking de ventas. "El consumo financiado con tarjeta se podría decir que viene moderado", admite a regañadientes el ejecutivo de uno de los emisores plásticos con mayor volumen del país. "La gente no se quiere endeudar. El juego con las tarjetas es complicado, porque más allá de las cuotas, luego hay que ver cómo se mueve el pago mínimo (si por esas razones no se paga el 100%) que te exige el banco y a las tasas de hoy, eso puede ser una bola de nieve. Pero mas allá de la tasa (ya que mucha gente piensa en la cuota) creo que la inflación (incluido los tarifazos) le está sacando capacidad de compra a la gente y consumen menos", detalla un banquero.
La planificación del gasto por parte del consumidor está buscando un horizonte de corto plazo para la toma de decisiones, por eso prima el uso de la tarjeta de débito o crédito. La variable inflación versus salarios aún caminan sobre un terreno incierto donde ambas puntas difícilmente converjan en un mismo punto ganándole la carrera los precios a los ingresos de los hogares. "En ese sentido, el consumidor vuelve a tener a la inflación como un costo adicional en su compra, por lo cual intenta evitar la tasa de interés y costo financiero total que hoy le proponen las tarjetas de crédito", subraya Damian Di Pace, director de Focus Market. "En un contexto donde la compra de lo necesario para resolver las cuestiones básicas del hogar le ganan al stockeo en sustitución por la reposiciones diaria, la tarjeta de débito se convierte en la herramienta más útil porque no genera más recargo en intereses que el que ya produce la inflación con la suba de precios", agrega.
Así como la fuerza comercial de los bancos hace unos meses estaba enfocada en vender, hoy los call centers se están concentrando en cobrar. Cualquier indicio de demora en los pagos está acompañado de iniciativas para asegurarse la prioridad de pago del cliente.
Tu opinión enriquece este artículo: