TOMAS CARRIO
Los efectos de la significativa expansión monetaria durante el último año se ven cada vez con mayor nitidez.
Luego de que el jueves el Indec informó que la inflación de marzo ascendió al 4,8%, el nivel mensual más alto desde septiembre de 2019, se conoció que los intereses que paga el Banco Central (BCRA) por sus pasivos remunerados, la principal herramienta de absorción, superaron los $ 300.000 millones en el año, por lo que crecen a un ritmo de casi $ 100.000 millones por mes.
Ante la mayor cantidad de pesos, la autoridad monetaria debió redoblar sus esfuerzos para la esterilización. En este marco se explica que el stock de Leliq haya trepado hasta superar los $ 2 billones y que el total de pases ascienda a $ 1,36 billones.
El stock total de los pasivos remunerados del BCRA aumentó 19% en términos nominales desde que comenzó el año y alcanzó así los $ 3,38 billones, más de $ 540.000 millones por encima del nivel que exhibían el último día del año anterior.
La buena noticia es que si se mide el nivel de los intereses vinculados a pasivos remunerados en relación con el PBI, éstos se mantienen en niveles similares a los que exhibieron el último año. Es que si bien la perspectiva es los intereses ronden los $ 1,1 billones para fin de año, se mantendrían en torno a un 2,8% del PBI.
En 2020, los intereses alcanzaron $ 721.559, casi 2,7% del PBI, mientras que en 2019 habían totalizado $ 692.713 millones, que en ese momento era 3,2% del producto.
Otro punto a favor del Central es que cambió la composición de los tenedores de sus pasivos remunerados: a diferencia de lo que ocurrió con la llamada bola de nieve de las Lebac, ahora los tenedores de las Leliq son bancos, con lo cual los riesgos de una dolarización -sumado al cepo- se redujeron de manera significativa.
Pero la mala noticia es que se está observando una reducción en la demanda de dinero.
Para el analista financiero Christian Buteler tanto el stock total de los pasivos remunerados como los intereses que se pagan por ellos representan "una Espada de Damocles que sigue pesando sobre el BCRA". En ese sentido, proyectó que dicha presión continuará ya que "es muy difícil (que se reduzcan) sin un crecimiento de la demanda de dinero".
"Tendría que duplicarse para poder absorber lo que hay en Leliq", agregó Buteler, y sentenció: "Es una de las grandes encrucijadas del BCRA hoy".
Para Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, esta menor demanda de dinero hace que "el BCRA esté un poco condenado a que empeore su patrimonio". En ese sentido, argumentó que "si el BCRA no logra que ese dinero sea atractivo, inevitablemente va a empeorar su patrimonio neto".
Por su parte, Víctor Ruilova, economista senior de Econviews, consideró que "es difícil que la demanda de pesos reaccione de la misma manera que lo hizo en 2020", cuando las restricciones "provocaron una mayor demanda porque la gente quería quedarse líquida ante la incertidumbre". Es por ello que proyectó que "una nueva ronda de emisión monetaria para financiar el déficit podría encontrar un panorama más desafiante en términos monetarios".
"Entrando a esta segunda ola, puede que las restricciones no provoquen tal demanda de pesos", estimó. Otro factor que podría dinamitar una potencial recuperación en la demanda de pesos, dijo el economista senior de Econviews es la aceleración inflacionaria. "Con el dato sorpresivo de marzo, las expectativas en principio se van a recalentar y si la tasa no aumenta, la gente tendrá menos incentivos a quedarse en pesos y demandará cobertura tanto en bienes como en otros activos (dólares)", advirtió.
Desde Empiria coinciden con esta visión: "Puede que veamos un aumento transitorio de la demanda de dinero, de menor magnitud que la del año pasado, por la nueva cuarentena. Pero la única forma de que la demanda de dinero aumente de manera estable es que se recupere la confianza en el peso y estamos muy lejos de eso", proyectaron.
En un informe reciente, el subgerente general de Investigaciones Económicas del BCRA, Germán Feldman, proyectó que a medida que se disipen los efectos negativos de la pandemia, es esperable que "tanto las necesidades de financiamiento monetario del Tesoro como el consecuente esfuerzo de esterilización continuarán cediendo".
"Esto favorecerá que la demanda de base monetaria sea nutrida de los intereses asociados a los pasivos remunerados del BCRA y, potencialmente, de un desarme en el saldo de los mismos. Este proceso, junto con el crecimiento económico, contribuirá a reducir el peso relativo de las Letras y Pases del BCRA en su balance", argumentó.
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