Acontramano de lo que se preveía, Morgan Stanley Capital International (MSCI) mantuvo a la Argentina en la categoría de “emergente”. La decisión, dada a conocer este martes, implica que el país no retrocederá de la categoría a la que accedió en junio de 2018 pero a la que no ingresó formalmente hasta mayo de 2019.
A través de su Revisión Anual de Clasificaciones de Mercado, MSCI determinó que la Argentina se mantenga en la categoría intermedia de las tres con las que etiqueta a los más de 80 países que conforman su índice. Sin embargo, la permanencia llegó con una dura advertencia: la firma alertó que el país podría ser removido de dicho grupo en caso de que persistan los deterioros en la accesibilidad al mercado.
“En los últimos 12 meses, dos importantes integrantes de emergentes, como Argentina y Turquía, sufrieron un deterioro sustancial en la accesibilidad al mercado que podría conducir a su exclusión del índice MSCI Emerging Markets”, argumentó Dimitris Melas, jefe global de Equity Research y presidente del Comité de Política del Índice MSCI a través de un comunicado.
“MSCI continuará consultando con los participantes del mercado sobre la clasificación de los índices MSCI Argentina, ya que los inversores institucionales internacionales continúan sujetos a estrictos controles de capital que se implementaron en septiembre de 2019, imposibilitando a inversores acceder al mercado de renta variable nacional”, señaló MSCI.
La posibilidad de que MSCI rebajara la calificación Argentina a la categoría de “frontera” era descontada dentro del mercado local. Y respondía precisamente a los mayores controles que se han impuesto en los últimos meses.
Es que el control de capitales que se reimplementó en septiembre último, y que se ha ido endureciendo desde entonces, es incluso más restrictivo que el cepo que rigió durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Incluso, cuando en diciembre de 2019 MSCI hizo su última revisión, había advertido que si los controles de cambio persistían, el país sería derivarlo a la categoría de frontera.
Desde entonces, se sumó que la Argentina cayó el pasado 22 de mayo en el noveno default de su historia y se multiplicaron los impedimentos y limitaciones a la entrada y salida de capitales.
¿Qué significa la permanencia dentro del grupo de emergentes? La etiqueta que otorga MSCI suele influir en el flujo de capitales que llegan a cada país, dado que hay diversos fondos globales que se rigen por esta clasificación a la hora de definir el destino de sus inversiones. La permanencia, por lo tanto, supone que la Argentina seguirá formando parte de un grupo que accede a un mayor flujo de capitales, aunque su participación sea menor. Entre los países que integran dicho grupo se encuentran Brasil, Chile, Perú, Colombia, México, Sudáfrica, China, Rusia, India, Polonia, República Checa, Hungría y Grecia, entre otros.
Dentro del índice de emergentes, la participación Argentina no alcanza ni siquiera el 1%. Figura como parte de un combo "otros países", que abarca el 11,6%. Dicha categoría es liderada por China, que representa el 33% y Corea del Sur, con una ponderación del 13%. Mientras que Brasil, principal participante de la región, representa un 7,2%.
“La salida del índice hubiera sido negativa en el sentido que el país hubiera perdido más terreno en el radar de las inversiones globales. Pero no creo que hubiera afectado sustancialmente el precio de las acciones argentinas, ya que la mayoría de ellas ya está fuera del mismo”, explicó Santiago Palma Cané, socio de Fimades. Y añadió: “Hoy los movimientos de los precios están más ligados a lo que pasa con la situación de la deuda y con la evolución de los mercados globales”.
Es que el 14 de mayo de 2019 MSCI había anunciado que los papales de Globant, YPF , Grupo Financiero Galicia, Banco Macro, Telecom Argentina, Pampa Energía, Transportadora de Gas del Sur y Banco Francés integrarían su índice MSCI Global Standard. Sin embargo menos de seis meses después, el 8 de noviembre último, se anunció la salida de las acciones del Banco Francés, de Pampa Energía y de Transportadora de Gas del Sur. Mientras que el Banco Macro y del Grupo Financiero Galicia siguieron ese mismo camino el pasado 29 de mayo.
“Dada la volatilidad macroeconómica que tiene la Argentina, la calificación termina siendo una cuestión secundaria, complementaria", coincide Martín Vauthier, director de Eco Go. “La gran ventaja que se mencionaba en 2018 al cambiar de calificación era que iba a haber un mayor ingreso de fondos a los activos locales. Pero tuvo un impacto limitado y no impidió la crisis de balanza de pagos, el salto en el tipo de cambio, la aceleración en la inflación, la salida de capitales, o el nuevo cepo”, argumentó.
Tu opinión enriquece este artículo: