Mientras intenta recomponerse de la crisis que atraviesa en los últimos años, la tradicional cooperativa láctea SanCor enfrenta un nuevo foco de conflicto. Tiene paralizada por tiempo indeterminado la planta que tiene en la localidad cordobesa de Balnearia, en el departamento de San Justo, una de las seis que posee la empresa, y es incierto el futuro de su operación y el de los 120 trabajadores que dependen del funcionamiento de esta unidad productiva.
Se trata de unas plantas más modernas que posee, de última tecnología, abocada especialmente a la elaboración de quesos de pasta dura. Desde hace un tiempo, trabaja por debajo de su capacidad total "por el quite de colaboración de los propios empleados" y "no por falta de voluntad empresarial", según le indicaron a El Cronista fuentes cercanas a la cooperativa, que tomó la determinación de que no entre más producción al predio por el momento.
"La empresa está dispuesta a seguir produciendo. Pero, actualmente, no está ingresando materia prima. Solo se envasa y distribuye la que quedó almacenada, para que no se eche a perder y para así derivarla a las demás plantas. El fin es evitar pérdidas en el caso de que no se arribe a una solución", sostuvieron desde la láctea.
La cooperativa arrastra una situación financiera compleja desde hace tiempo, pero intenta dejar atrás el magro período de su historia, con un plan que ya puso en marcha. En la cuarentena, duplicó la producción: pasó de un procesamiento de 300.000 litros diarios en marzo a 750.000 litros diarios en la actualidad. "Se empezó a estabilizar económica y productivamente, al igual que se normalizó el pago de la producción y a los proveedores", describieron desde Sancor.
En su proceso de reestructuración, SanCor se achicó desde 2017. Se desprendió de siete plantas industriales, vendió su participación en Alimentos Refrigerados Sociedad Anónima (Arsa, hoy parte de ella en manos de Vicentin) y su capacidad instalada se redujo desde los cuatro millones de litros diarios que llegó a alcanzar. Su plantel, de 5100 empleados a fin de 2016, ronda los 1800 empleados.
Ahora, se aboca a aumentar su procesamiento a 1,5 millón de litros diarios de cara a este nuevo año y a captar fondos para ese objetivo. "Se intenta generar las condiciones propicias para acceder a capital de trabajo para ampliar la producción", precisaron.
El contexo es desfavorable. En 2020, la lechería atravesó serios problemas de rentabilidad. El tambero logró, sobre el cierre del año, un valor de entre 20 y 21 pesos por litro entregado, una cifra que se sitúa cerca de cuatro pesos por debajo de los costos de producción. De esta manera, el sector primario no pudo sacar ventaja del incremento de hasta un 7% en la producción de leche.
Por otro lado, en el mercado doméstico, con los Precios Máximos y Cuidados, las empresas no pudieron sacar provecho del mayor volumen de ventas, generado a partir de la mejora en los precios durante 2019 y la consecuente mayor producción. La macro tampoco acompañó, ya que no se pudieron trasladar los costos que provocó la inflación al precio final de cara al consumidor, con un recorte de los ingresos.
Desde la firma, aseguraron que la de Balnearia se trata de la única planta en la que se presentó un problema. "El resto del personal entiende que Sancor viene dando pasos seguros y que, en tanto logre recuperarse aún más, habrá una recomposición salarial en los términos previstos", señalaron, y agregaron que, a partir del atraso en el pago de los salarios que se produjo por su crisis, "se diseñó un plan para ponerse al día". De hecho, en la planta santafesina de San Guillermo, que entrega quesos frescos, los operarios aceptaron trabajar por jornada libre, "porque saben el esfuerzo que significa para la empresa y cómo viene cumpliendo”, dijeron.
Según conocedores de la industria, "la de Balnearia es una seccional díscola, que no acepta la propuesta formulada por la empresa y pretende una recomposición salarial más rápida que el recupero de su actividad". "Sancor le ofreció a los trabajadores un porcentaje extra de la pauta salarial que establece el gremio, la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra)", explicaron.
Los empleados alegan que SanCor no dio ninguna respuesta a sus reclamos durante meses. "Ante el malestar de los trabajadores, la patronal amenazó con suspensiones masivas e indefinidas, argumentando no poder asegurar la operatoria productiva por falta de predecibilidad, ante el rechazo de la propuesta efectuada", apuntaron en un comunicado que hicieron circular.
"La misma conta de continuar prestando tareas con suspensiones (es decir, con jornada libre) cada 15 días, cobrando por semana con atrasos de hasta 40 días y salarios sin actualizar desde 2019 (en 2018 se descontó el 15% del sueldo y jamás se reintegró)", detallaron.
Se espera el dictamen del Ministerio de Trabajo cordobés, que, posiblemente, de lugar a una conciliación obligatoria.
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