Tras el diálogo del viernes pasado en la Quinta de Olivos con el presidente Alberto Fernández con sindicalistas, industriales y empresarios del comercio y los servicios, llegó el momento de la letra chica. Todos buscan la manera de llegar al 13 de abril con una cierta flexibilización de la cuarentena obligatoria, pero saben que no es posible una apertura indiscriminada porque sería como echar por la borda los avances logrados en la contención del contagio de Covid-19.
Pero también son conscientes que, luego de casi 20 días de frenazo de la actividad, la capacidad de resistencia de pequeñas y medianas empresas e incluso de las grandes, se está agotando.
En un encuentro que tuvo lugar el lunes en Casa Rosada, los empresarios enfatizaron ante el Gobierno la urgencia que tiene la economía por dar pasos que la saquen de la quietud que embarga a la mayoría de los sectores industriales y el comercio, producto de la cuarentena obligatoria.
Junto a los principales líderes sindicales de la Confederación General del Trabajo, se sentaron Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), el titular de Copal, Daniel Funes de Rioja, y el director Ejecutivo, Diego Coatz, mientras que en representación de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), asistieron el presidente Jorge Di Fiori, y su vice, Eduardo Eurnekian.
Desde la central fabril presentaron un protocolo de prevención, control y actuación en el marco de la pandemia y un documento en el que se analiza la relevancia de cada sector y el impacto que tienen en el trabajo y la economía de cada región del país.
Así, se planteó un escenario de incorporación progresiva de sectores productivos a la actividad, con foco en industrias que "necesitan volver a producir porque están en el segundo anillo de las cadenas de valor esenciales, necesitan recuperar stocks, buscan dinamizar la cadena de abastecimiento o deben responder a la demanda de exportaciones pautada".
De cara al futuro, Acevedo destacó que "esta crisis no segmenta su impacto, por eso estamos trabajando para responder integralmente a las consecuencias sanitarias, sociales, económicas y productivas".
Por su parte, convencidos de la necesidad de actuar con celeridad para amortiguar los efectos negativos de las medidas tomadas para contener la pandemia en la economía, la CAC presentó un documento centrado en cuatro ejes, que van desde los aspectos que hacen a la actividad, a través de lo que denominan un "aislamiento social selectivo", hasta financieros, laborales y referidos a la seguridad social.
La CAC pide la apertura de locales de gastronomía y comercios en general, en especial los locales de proximidad, con el fin de que puedan concurrir solo quienes residan en las cercanías de esos centros, sin descuidar medidas de prevención.
Pero la mayor novedad es que proponen la apertura de los shoppings, aunque con un protocolo que establezca que cada local trabaje con un 50% de su personal, y la presencia de compradores se restrinja a 1 persona cada 16 m2.
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