Frente al avance del coronavirus, se activó la alarma en los frigoríficos nacionales que exportan a China, que concentra el 70% de los envíos de carne vacuna que la Argentina realiza al mundo.
El año arrancó con una reducción de los envíos argentinos al gigante asiático, el principal comprador del país. Según fuentes de la industria, en enero disminuyeron un 40% aproximadamente las exportaciones respecto de diciembre pasado, lo que se tradujo en una caída de la producción local.
El impacto del brote se nota en la faena. El mes pasado, operaron 372 establecimientos, de los cuales el 49% faenó menos de 1000 animales, de acuerdo a la Dirección de Control Comercial Agropecuario, dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. "Este número denota la baja actividad", expresaron desde la entidad. Asimismo, Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), sostuvo que "la faena caerá por lo menos un 10% en febrero".
Por su parte, Daniel Urcía, vicepresidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), señaló que el comercio con China se halla prácticamente paralizado. "Algunas cargas en tránsito fueron redireccionadas a otros puertos por la escasez de personal para recibirlas, ya que la gente se encuentra en cuarentena y no está trabajando. Otros envíos se bajaron, pero permanecen estacionados en los puertos. En otros casos, se suspendieron los embarques y la carne se depositó en las cámaras de los frigoríficos argentinos", detalló.
Además, comentó que muchas empresas almacenaron mercadería en depósitos propios o de terceros y ahora deberán evaluar donde colocarla, asumiendo las pérdidas y haciéndole frente a los problemas de liquidez, fiscales y operativos que esta recesión genera. "Redestinar la producción no es sencillo", acotó.
De hecho, el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (Cecar) estima que, de prolongarse la situación, en promedio 40.000 toneladas mensuales deberán reubicarse en otros mercados.
En este contexto, los frigoríficos ya sienten la merma y están tomando iniciativas para contrarrestar los efectos negativos. Entre ellas, se destacan el recorte de horas extras laborables y el otorgamiento de vacaciones para sus empleados. El frigorífico Logros, de Río Segundo (Córdoba), registró una caída del 50% de la producción por el coronavirus. El 70% del total de sus exportaciones tienen como destino China.
Se trata del primer frigorífico local que obtuvo la autorización el año pasado para vender al exterior. Actualmente, tiene 500 empleados, faena 13.000 cabezas mensuales y factura $ 1200 millones anuales. Mariano Grimaldi, titular de la empresa, afirmó que "el panorama es preocupante". "Repercute en la producción de nuestras plantas faenadoras y tenemos una acumulación de stock destinada para China", indicó, y agregó que a diario recibe un reporte diario de la actividad allí. "Mis socios allá me cuentan que está todo frenado. La ciudad está desierta", reconoció.
Para suplir la demanda, el frigorífico buscará aumentar sus envíos a otros clientes así como también ampliar los mercados en los que opera, dado que, por ahora, Grimaldi no visualiza un repunte de las compras chinas en el corto plazo. "Creemos que demandará entre 60 y 90 días regularizar la situación. El 80% de la materia prima que se envía a China es para uso industrial, para producir otros alimentos. Es mercadería que no puede comercializarse en el mercado local", aseguró.
El frigorífico santiagueño Forres Beltrán otorgó licencias anticipadas a los trabajadores de su área de exportación. "Estamos complicados desde diciembre. Primero, porque la suba de precios hizo que el gobierno chino interviniera: puso en el mercado stocks de carne y dejó de financiar a los privados. Por lo tanto, la comercialización bajó sustancialmente. Pero ahora la caída se acentuó con el coronavirus", relató Ricardo Schiavoni, director del frigorífico.
La planta faenadora de la empresa redujo desde fines de 2019 la producción y el envío a China en un 80%. "Las exportaciones al país asiático están casi frenadas, pero los envíos a otros destinos funcionan con normalidad", aclaró.
“Hay serios problemas de cobro por parte de compañías que exportaron a las que no se les pagó todavía”, dijo Schiariti, y profundizó: "La forma de venta a China se maneja así: un 30% se abona antes de preparar la mercadería y el 70% restante en el momento del arribo al puerto. Los importadores dicen no haber recibido la compra en la condiciones pactadas, por la inactividad del puerto de desembarco, y entonces no pagan los montos correspondientes".
Es posible que, ante la falta de recuperación, los precios tiendan a la baja. "Los sueldos y la tarjeta Alimentar sirvieron como paliativo para la recuperación del consumo interno, pero la demanda local no despega y los costos crecen", concluyó el representante de Fifra.
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