Con la posibilidad de negociar que el déficit fiscal sea menor al 4,5% presupuestado para 2021 y que la "consolidación" hacia el equilibrio (que el Gobierno rechaza llamar "ajuste") sea lo más rápida posible sin marchitar brotes de crecimiento de la economía, la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) encarará desde este lunes su segunda semana en la Argentina.
La comitiva del Fondo presta especial atención los números fiscales y ya preguntó por la monetización del abultado déficit (que, sin contar los pagos de intereses de la deuda, este año cerrará entre 7% y 8% sobre el Producto Bruto Interno -PBI-).
Por eso el ministro de Economía, Martín Guzmán, intentará cerrar financiamiento de otros organismos multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o la ex Corporación Andina de Fomento (CAF) para que la mayor parte del rojo fiscal se cubra con deuda pública y no con emisión monetaria del Banco Central (BCRA).
En el Presupuesto 2021, el esquema de financiamiento es 60% emisión y 40% deuda, aunque Economía cree que se logrará dar vuelta esa ecuación.
De conseguir esos fondos, tendrán una asignación específica para la obra pública, que duplicará su presupuesto en relación a este año.
El Gobierno cree que la construcción será uno de los sectores que dinamizará la economía en los próximos meses, dado su efecto multiplicador en el empleo y la actividad.
Con un amplio margen fiscal, esa había sido la apuesta del ex presidente Mauricio Macri en 2017, en los meses previos a las elecciones legislativas.
Guzmán está abierto a acordar que el déficit primario sea "unas décimas menos" que el 4,5% pautado en el Presupuesto 2021, aunque en el Gobierno desmienten los rumores de que el FMI pide como máximo un 3%.
La señal que tomará con agrado el organismo será que todo peso menos que gaste el Tesoro significará un menor uso de la "maquinita".
Incluso en las cercanías de la Casa Rosada admiten que, si fuera necesario, los números se ajustan "de hecho" más que con un compromiso expreso y recuerdan que las metas de déficit primario en 2018 y 2019 (mientras Macri era el presidente y Nicolás Dujovne el ministro de Economía) se cumplían debido a la subejecución en los presupuestos de casi todas las carteras, lo mismo que le costó el cargo hace pocos días a María Eugenia Bielsa, ex ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat.
Con estos números sobre la mesa pasarán los próximos días en Buenos Aires los técnicos del organismo, con la estadounidense Julie Kozack, el venezolano Cubeddu y el jamaiquino Trevor Alleyne a la cabeza.
Los delegados del organismo mantendrán todas sus reuniones "de forma virtual", luego de que uno de sus miembros (todo apunta a Cubeddu, jefe de la misión) contrajera el nuevo coronavirus.
La semana anterior, los economistas del Fondo pudieron conocer que hay cohesión y alineamiento político entre las tres vertientes del Frente de Todos (los que se encolumnan con el presidente, Alberto Fernández; con la vicepresidenta, Cristina Kirchner; y con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa) para que el próximo acuerdo por un programa de Facilidades Extendidas (EFF, por sus siglas en inglés) llegue a buen puerto.
Quienes conocen la negociación señalan que es posible que el nuevo programa ya esté listo en diciembre, pero prefieren no apurar las conversaciones, con el fresco antecedente de que el Stand By firmado en 2018 se acordó en apenas 45 días.
A más tardar, el tercer EFF de la historia en la relación de la Argentina con el FMI estará listo entre marzo y abril de 2021.
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