Por la presión ejercida por Francia y a instancias del comité sobre Comercio Internacional, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que pone en jaque la puesta en marcha del acuerdo de asociación estratégica entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), concluido en su fase de negociaciones en junio de 2019 tras casi veinte años de discusiones.
En su primera sesión de votaciones de la semana, el pleno del Europarlamento aprobó una modificación al informe anual sobre puesta en ejecución de la política comercial continental con la que declara que el tratado birregional de comercio "no puede ser ratificado" en sus actuales condiciones por las acciones contrarias al Acuerdo de París del gobierno del presidente de Brasil, Jaír Bolsonaro.
La enmienda introducida sostiene que "el acuerdo de asociación entre la UE y el Mercosur representa el más grande acuerdo de este tipo entre dos bloques y podría crear un mercado abierto ventajoso para las dos partes, donde viven aproximadamente 800 millones de personas", pero recuerda que "este acuerdo contiene un capítulo concerniente sobre el desarrollo durable que debe ser aplicado, puesto en marcha y plenamente evaluado, asi como compromisos específicos en lo que concierne a los derechos de los trabajadores y la protección del medioambiente, incluida la implementación del acuerdo climático de París y las normas de implementación relacionadas".
En este sentido, el parlamento se manifestó "profundamente preocupado por la política ambiental de Jair Bolsonaro, que contradice los compromisos asumidos en el Acuerdo de París, particularmente en la lucha contra el calentamiento global y la protección de la biodiversidad", y subraya que "en estos condiciones, el acuerdo UE-Mercosur no puede ser ratificado tal como está".
Reacción cautelosa y positiva
El Gobierno de Alberto Fernández celebró por lo bajo que Europa terminara por bloquear la promulgación del acuerdo y de ese modo evitarse una discusión a futuro con los socios mercosurianos (Brasil, Paraguay y Uruguay), que están ansiosos por llevarlo a la práctica.
El canciller Felipe Solá transparentó la posición oficial del Gobierno respecto al acuerdo que el expresidente Mauricio Macri suscribió junto con Bolsonaro en junio de 2019, al cierre de la Cumbre de Líderes del G20 en Osaka, Japón, y que la entonces oposición interpretó como un espaldarazo político para el líder cambiemita de cara a las elecciones. Los negociadores políticos del acuerdo durante la gestión de Macri, por su parte, rechazaron comentar lo sucedido a El Cronista.
Solá sostuvo la semana pasada ante empresarios nucleados en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) que el pacto Mercosur-UE fue rubricado "sin que hubiera una consulta ni de rutina con el sector privado ni estudios de impacto sectoriales", y reconoció que el Frente de Todos cambió su posición una vez asumido el poder.
"Nos oponíamos al acuerdo porque daba plazos peligrosos al respecto del ingreso de ciertos productos industriales, y porque no es nada generoso en materia agropecuaria", dijo el canciller. "Pero estamos dispuestos a darle continuidad jurídica al acuerdo cuando Europa se decida", repuso.
Sobre las críticas a Bolsonaro, el jefe de la diplomacia argentina reseñó que "todo el mundo vio los incendios en el Amazonas a raíz un incidente casi menor", y consideró que la opinión pública europea ve que "todo producto que viene de Sudamérica proviene de una matriz que hace un uso irracional y absurdo de los recursos naturales", lo cual descartó de plano.
En el ámbito propio de discusión del Mercosur, cuya presidencia ejerce hoy día el Uruguay, los representantes de los cuatro países fundadores no habían consensuado una respuesta en común ante el pronunciamiento europeo, ni tampoco Brasil había establecido una estrategia clara para responder a las quejas en el viejo continente.
Las relaciones entre socios no están en las mejores condiciones, teniendo en cuenta que Brasil le reclama a la Argentina la apertura de fronteras, sobre todo para la importación de vehículos, mientras que el vecino país ha decidido bajar unilateralmente las tarifas que aplica al trigo y el arroz extrazona, perjudicando eventuales ventas de sus vecinos.
El gobierno de Bolsonaro ha expresado recientemente que la oposición al acuerdo Mercosur-Unión Europea responde a una conflagración contra su figura, aunque pese a ello aceleró en los últimos días la creación de una oficina dedicada al Amazonas en su administración, como forma de respuesta a las críticas.
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