El resultado primario (antes del pago de intereses de deuda) mostró en enero un superávit de $ 16.658 millones, una mejora de 324% cuando se compara con el mismo mes de 2018.
Es que dentro del programa del préstamo stand-by a tres años firmado con el Fondo Monetario, cumplir con la reducción del déficit (que el año pasado terminó en un 2,7% del PBI), se torna prioritario. En un contexto de caída de la actividad, que afecta la recaudación, y con el revés judicial del martes en la Corte Suprema, que con su fallo marcó que el Gobierno nacional debe pagar a San Luis $ 15.000 millones, el resultado fiscal del primer mes del año surgió como alentador.
Al resultado de enero, cuando se le agrega el pago de intereses, el superávit se convierte en un déficit financiero de $ 60.038 millones, una cifra un 131,9% peor que el primer mes de 2018.
En enero, los intereses crecieron un 157,2% interanual, "producto del alza en el tipo de cambio y las modificaciones en el perfil mensual de servicios de deuda", justificaron desde el Ministerio de Hacienda.
Puntualmente, dijeron que es por "un cambio en la estacionalidad de los servicios de deuda ya que en 2018 se prefinanció el programa financiero con colocaciones por u$s 9000 millones que paga cupón de intereses este año".
De esta manera, estiman que el pago de intereses crecerá un 60% en el año, "de manera consistente con lo estipulado en el Presupuesto".
La mejor performance en el superávit primario fue posible por un diferencial de 6 puntos porcentuales entre el crecimiento de los recursos totales, que se incrementaron un 39% interanaual a $ 281.653 millones, y el gasto primario, que aumentó un 33% a $ 264.995 millones.
Destacaron, además, que el resultado de enero "es un importante paso para el cumplimiento de la meta del trimestre, pautada en un superávit de $ 6000 millones".
Así, con un resultado positivo por $ 16.000 millones en enero, entre febrero y marzo se puede acumular un déficit por $ 10.000 millones y llegar aún a cumplir con la meta fiscal trimestral comprometida con el FMI. Para fin de año, el objetivo es llegar al déficit cero.
El superávit de enero se dio pese a una fuerte suba en los subsidios económicos, que crecieron un 92% frente a igual mes de 2018, ante la baja ejecución registrada en igual mes de 2018.
Es que en diciembre de 2017 se habían adelantado transferencias económicas que llevaron a que enero del año pasado el gasto en subsidio fuera bajo.
Además, "se observó un fuerte crecimiento en las transferencias a las provincias(70% interanual), por el impacto derivado del subsidio de tasa de los préstamos otorgados en el marco de la Ley de Reparación Histórica".
Las prestaciones sociales crecieron 31% anual, "una aceleración de 4 puntos por encima de lo que lo hicieron en 2018, debido a la aplicación en diciembre de la Ley de Movilidad", marcaron desde el entorno de Nicolas Dujovne .
El gasto de capital aumentó un 75% interanual, "especialmente producto de las obras destinadas a vivienda, agua potable y transporte".
Desde el lado de los ingresos, desde LCG señalaron que la recaudación por derechos de exportación "está lejos de la proyección de Hacienda que realizó en septiembre, pero están sirviendo para que la brecha entre ingresos y gastos sea creciente".
Sobre la previsión para el resto del año, Ecolatina advirtió que "el buen resultado de enero no implica que el resultado primario será positivo a lo largo del año". En ese sentido, dijeron que a medida que vayan pasando los meses y la actividad permanezca deprimida, deteriorando los ingresos fiscales, las arcas públicas sentirán el impacto de la recesión.
Proyectan que el resultado fiscal primario será levemente negativo. "La meta de equilibrio pautada con el FMI no se alcanzará. No obstante, este desenlace no impedirá acceder a los desembolsos pautados en el acuerdo stand-by: contemplando los ajustadores, el rojo primario podría alcanzar hasta $ 71.600 millones.
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