A las 9 de la mañana, en una acción diplomática 2.0 coordinada, los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay le tiraron la bronca al de Uruguay por avanzar con sus negociaciones comerciales en la colectora del Mercosur, esta vez con los países socios del Acuerdo Transpacífico. Y les advirtieron que se reservan el derecho a tomar las acciones jurídicas que consideren pertinentes dentro del bloque que la próxima semana se reunirá para el recambio de la presidencia protémpore.
Esta vez no es China, pero sí una estrategia clonada de la administración de Luis Lacalle Pou de avanzar de forma unilateral en su acercamiento al Acuerdo Transpacífico (CPTPP o TPP-11, por sus siglas) sin acuerdo previo de sus socios del Mercosur. Como en su acción con Beijing, esta jugada contraviene la regla de la negociación colectiva -o individual con el permiso del resto de los socios- dentro del bloque que Montevideo quiere flexibilizar aún sin éxito.
La reacción surge a partir de información en la prensa vecina sobre las gestiones del canciller uruguayo Francisco Bustillo Bonasso de gira por Australia y Nueva Zelanda. En una cita con líderes políticos del país, previa a su partida, el canciller habría referido a tres reportes del Ministerio de Economía, la Cancillería y el BID sobre las potencialidades de una incorporación al bloque que hoy forman Australia, Nueva Zelanda, Brunei, Chile, Canadá, Japón, Malasia, México, Perú, Singapur y Vietnam.
A las 9 en punto de hoy, las cancillerías de Argentina, Brasil y Paraguay publicaron un tuit de manera conjunta y con un mensaje idéntico en una acción de presión 2.0 que tendrá su equivalente en la cumbre de cancilleres y jefes de Estado del 5 y 6 de diciembre en Montevideo. Allí Uruguay, el anfitrión, cederá el mando temporal del bloque otra vez a la Argentina.
El martes 6 será el turno de los Presidentes. Las últimas cumbres regionales pusieron en el centro de la atención a Lacalle Pou con sus embestidas retóricas contra el Mercosur por actuar como un "lastre" -cuestionando los frenos proteccionistas de la Argentina- así como su anuncio intempestivo sobre conversaciones con China a nivel bilateral para un tratado de libre comercio que hasta cayeron mal en su aliado político, Brasil.
Quizás por ello, no sorprende que el gobierno saliente de Bolsonaro se ubique junto a la Argentina y Paraguay en un frente en común a nivel político primereando esta vez a los vecinos orientales. Si bien su administración había coqueteado en parte con la idea de la flexibilización -siempre con mayor interés por la rebaja del arancel externo, cosa que hizo por su cuenta-, las presiones de los sectores industriales y del propio Itamaraty, la cancillería local, pusieron topes a esa línea a favor de la negociación unilateral.
La prensa vecina informó sobre una cita del canciller uruguayo Francisco Bustillo Bonasso con líderes políticos del país vecino donde se habría referido a tres reportes del Ministerio de Economía, la Cancillería y el BID sobre las potencialidades de incorporarse al Acuerdo Transpacífico.
Las razones del juego unilateral de Uruguay
En la celebración por los 30 años del Mercosur, en marzo de 2021, Lacalle Pou arrojó la primera piedra. "Lo que no puede ser ni debe ser (el Mercosur) es un lastre. No estamos dispuestos a que sea un corset en el cual nuestro país no se puede mover, y por eso hemos hablado con todos los presidentes de la flexibilización. Uruguay necesita avanzar, nuestro pueblo nos exige avanzar en el concierto internacional".
Desde el Gobierno interpretan que, al igual que entonces con Corea del Sur y luego con China -que hoy se mantiene al nivel de los estudios de factibilidad-, el gobierno de Lacalle Pou hace uso de la política exterior en clave regional y tensa la situación en el Mercosur como parte de su agenda doméstica. Uruguay insiste con avanzar en acuerdos de libre comercio a su propia velocidad, aunque la norma del Mercosur, sellada en los protocolos regionales, prohíbe actuar sin consenso.
No obstante, no presenta documentos concretos dentro del bloque más allá de sus embestidas retóricas. No sucedió, al menos hasta el momento, con sus estudios con China y tampoco ahora, acorde a lo que informa la Cancillería. Ninguno de los anuncios que se deslizan en la prensa uruguaya sobre un interés por sumarse al Acuerdo Transpacífico fueron formalmente planteados dentro del bloque.
Frente a ello, la Argentina siempre se mantuvo firme en cuanto a pisar el freno a la hora de cerrar negociaciones con Corea del Sur en plena pandemia, así como a la hora de sentarse con Beijing con un mismo mensaje: "No se puede ser Estado Parte y tener conductas contrarias al Mercosur y sus miembros". Paraguay también apoya.
En los tuits se informa de la nota conjunta enviada por los coordinadores nacionales de Argentina, Brasil y Paraguay ante el Grupo de Mercado Común del Mercosur, para notificar que los tres países se reservan el derecho de adoptar las medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial.
Respecto a qué tipo de acciones concretas se podrían tomar contra Montevideo, los gobiernos no quisieron entrar en mayores detalles en esta instancia. Una lectura política es que se trata hoy más de una estrategia de presión política a la vista de todos con el objetivo de disciplinar con argumentos jurídicos más que llegar a las sanciones concretas.
La posibilidad de negociar en forma unilateral acuerdos comerciales con terceros países se contradice con los objetivos y principios establecidos en los tratados fundacionales como el de Asunción (1991) y de Ouro Preto (1994). De hecho, ya en su artículo primero el Tratado de Asunción, documento fundacional del bloque, sostiene la obligación de establecer "un arancel externo común y la adopción de una política comercial común con relación a terceros Estados o agrupaciones de Estados".
Los países necesitan del consenso del conjunto para diálogos bilaterales porque el bloque funciona como una frontera única más allá que ciertas políticas de sus socios terminan por distorsionar y perforar este intento de armonía comercial. El Mercosur tiene pendiente una larga lista de acuerdos comerciales en vías de negociación. Sin dudas, el más importante de todos por su tamaño, es concluir lo firmado con la Unión Europea.
El Grupo Mercado Común está integrado a nivel de viceministros y es el órgano central de la estructura institucional del Mercosur, dependiente del Consejo Mercado Común que lideran los cancilleres. Cecilia Todesca Bocco, secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, es la representante del Gobierno en este órgano y oficia como coordinadora nacional en las negociaciones técnicas del bloque.
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